Cuando el verano en el valle del Ebro aprieta y el termómetro de Zaragoza supera con facilidad los 35 grados, muchos buscan refugio en la costa o en el Pirineo. Sin embargo, existe un destino mucho más cercano, a menos de una hora en coche, que ofrece temperaturas suaves, tranquilidad y un entorno natural privilegiado: hablamos de Nuévalos, un pequeño pueblo zaragozano que cada vez gana más adeptos como escapada de verano.
Situado en la comarca de Calatayud, junto al Parque Natural del Monasterio de Piedra, Nuévalos es un oasis climático en medio del seco verano aragonés. Su altitud moderada, la cercanía a zonas boscosas y la abundancia de agua lo convierten en un lugar ideal para quienes buscan huir del calor sin conducir cientos de kilómetros.
Una de las grandes ventajas de Nuévalos es su microclima singular. Mientras Zaragoza sufre olas de calor y noches tropicales, en este rincón del suroeste aragonés las máximas rara vez superan los 30ºC y las noches permiten dormir sin aire acondicionado, algo cada vez más difícil de encontrar en la meseta central.
Esto se debe a varios factores: la presencia del embalse de La Tranquera, la vegetación de ribera y la influencia del sistema Ibérico. El aire que baja de los Montes de la Sierra de Pardos refresca el ambiente, y el agua de los saltos del Monasterio de Piedra aporta humedad y bienestar. Es el equilibrio perfecto entre el clima de montaña y el de interior.
El entorno de Nuévalos es también un destino perfecto para el turismo activo y el contacto con la naturaleza. El Parque Natural del Monasterio de Piedra, a apenas cinco minutos del centro del pueblo, es uno de los rincones más espectaculares de Aragón: cascadas, senderos entre bosques y grutas naturales forman parte de una visita que no decepciona, sea cual sea tu nivel de exigencia.
Además, el embalse de La Tranquera ofrece actividades como kayak, pesca deportiva o simplemente baños en aguas limpias, con zonas de picnic y sombra natural. Todo ello sin masificaciones, ya que, aunque el Monasterio recibe visitantes, el pueblo mantiene su ritmo pausado incluso en los meses de verano.
Otra gran ventaja es que Nuévalos conserva la esencia del turismo de interior. Aquí no encontrarás grandes hoteles ni colas para pedir mesa. Hay casas rurales, pequeños hostales y alojamientos con encanto, muchos de ellos regentados por familias del propio pueblo. La gastronomía se basa en productos de cercanía, con platos como el cabrito al horno, migas aragonesas y verduras de temporada.
Este ambiente familiar, unido a la hospitalidad local, convierte a Nuévalos en una alternativa real al turismo de costa. Es ideal para familias, parejas que buscan desconexión o incluso nómadas digitales que quieren trabajar en remoto sin el agobio del calor urbano.
Llegar a Nuévalos es fácil. Desde Zaragoza, basta con tomar la A-2 dirección Madrid y salir en Calatayud. Desde allí, en unos 20 minutos por la carretera A-202 estarás en el pueblo. En total, menos de una hora en coche, lo que lo convierte en un destino perfecto para escapadas de fin de semana o incluso para pasar todo el verano si se busca una segunda residencia tranquila.