Publicada
Actualizada

Con la llegada del buen tiempo, muchos españoles ya empiezan a soñar con chanclas, sombrilla y mar. Y entre ellos, los aragoneses no son la excepción: tras meses de frío y cierzo, el verano se espera con ganas, y las vacaciones se convierten en una prioridad nacional.

Aunque Aragón no tiene salida al mar, eso no ha sido nunca un impedimento: los aragoneses saben muy bien cómo buscar buenas playas a un par de horas de coche. Y lo cierto es que tienen donde elegir, tanto en Cataluña como en la Comunidad Valenciana.

Por ejemplo, aunque no está justo al lado, Begur es una joya de la Costa Brava que muchos aragoneses tienen marcada en el mapa. Sus calas, como Aiguablava, Sa Tuna o Aiguafreda, son de postal: aguas cristalinas, bosques que llegan hasta el mar y ese aire salvaje que enamora. Está a unas 3 horas y media de Zaragoza, pero compensa el viaje con creces. Ideal para quien busca algo más especial que una playa urbana.

Begur es, sin duda, una de las joyas más especiales de la Costa Brava, y una opción perfecta para los aragoneses que buscan mar, naturaleza, tranquilidad y un toque de exclusividad en sus vacaciones de verano.

Ubicado en la provincia de Girona, Begur está a unas 3 horas y media en coche desde Zaragoza, lo que lo convierte en una escapada ideal para quienes no quieren subirse a un avión pero sí cambiar de paisaje por completo. Y qué cambio: de la estepa aragonesa a un entorno de acantilados cubiertos de pinos, aguas color turquesa y calas que parecen sacadas de una película.

Lo que hace tan especial a Begur son sus calas, pequeñas y escondidas, con un carácter casi salvaje. Son perfectas para quienes huyen de playas masificadas y prefieren rincones más íntimos para extender la toalla o bucear entre rocas. Algunas imprescindibles:

  • Aiguablava: probablemente la más famosa, con aguas increíblemente claras y un entorno verde espectacular.
  • Sa Tuna: un pueblito con casitas blancas y barcas en la orilla que parece detenido en el tiempo.
  • Fornells y Aiguafreda: más pequeñas, tranquilas y menos conocidas, ideales para snorkel o simplemente para leer un libro frente al mar.

Pero Begur no es solo costa. Su casco antiguo, con calles empedradas, casas de indianos y un castillo en lo alto con vistas panorámicas, tiene un encanto particular. Por la tarde, cuando baja el sol, es un gustazo pasear por el centro, tomar un helado o cenar en alguna terraza con música en directo.

La oferta gastronómica es otro punto fuerte: restaurantes que van desde la cocina tradicional catalana hasta propuestas más modernas, con mucho producto local y marisco fresco. Además, Begur es elegante sin ser pretencioso: tiene un ambiente relajado, con gente que busca desconectar sin aglomeraciones.

¿Por qué lo eligen los aragoneses? Entre los distintos motivos se encuentra: la distancia asumible en coche desde Zaragoza. También que hay menos masificación que zonas como Salou o Benidorm, así como la naturaleza virgen, calas íntimas y aguas limpias. En definitiva, es ideal para familias, parejas y amantes de la fotografía o el senderismo costero.

Ir de Zaragoza a Begur es bastante sencillo, especialmente en coche. Es la forma más habitual de llegar desde Aragón, sobre todo si vas en familia o con equipaje de playa. La distancia aproximada: unos 350 kilómetros y la duración: entre 3 horas y 30 minutos y 4 horas (dependiendo del tráfico y la ruta elegida).

La ruta recomendada es la siguiente: Salir de Zaragoza por la AP-2 o AP-7 dirección Barcelona. Continuar por la AP-7 hacia Girona. Salida en Junction 9 (Vidreres/Lloret de Mar) o Junction 6 (Girona Nord), y tomar carreteras locales hacia Palafrugell y finalmente Begur. Las últimas curvas antes de llegar a Begur son algo estrechas, pero el paisaje lo compensa.

En definitiva, Begur es perfecto para los aragoneses que buscan un verano distinto, con un punto más especial, rodeado de belleza natural, buena comida y mar transparente. No es el destino más barato, pero sí uno de los más memorables.