El amor de Carmen Cristina por su tienda no tiene igual. La peruana es la dueña de ‘La Carmen’ en el barrio del Actur (Zaragoza) desde el año 2007, cuando, en busca de conseguir uno de sus objetivos en la vida, cogió el relevo de la anterior propietaria. A día de hoy, no se imagina sin trabajar entre esas paredes y detrás de ese mostrador. Incluso, el cariño es como si de un hijo se tratara.
Las tiendas de barrio siguen perdiendo peso por toda España ante las cadenas, franquicias y otras grandes empresas que abren en las ciudades ocupando el terreno de los pequeños negocios. Sin embargo, todavía hay muchas que aguantan en las calles gracias a la energía de sus dueños, y a su fiel clientela.
Entre esas papelerías/panaderías, destaca La Carmen, ubicada en el barrio del Actur de Zaragoza. Esta tienda en la que se puede encontrar casi de todo nació hace casi 40 años, aunque en el 2007 vivió un cambio de titulares. Ahí comenzó la historia de Carmen Cristina, que va camino de los 20 años al frente de su tienda.
“Estaba cansada de trabajar de un sitio a otro, en residencias, en tiendas… Muchos extranjeros tenemos el sueño de querer tener nuestra propia empresa, nuestro propio negocio y empecé a buscar. Me gustaba una tienda de barrio en la que poder tener de todo y estar con la gente siempre. Yo no decidí un barrio en concreto, miraba el negocio. Con suerte, vi este y me gustó el ambiente de la zona. Hablé con la dueña y ella me dijo que se cansaba de estar ahí, quería vivir un poco su vida, no estar tan esclavizada. Y me la vendió”, resume Carmen el traspaso.
No obstante, jamás se imaginó estar tantos años después a pie del cañón y disfrutando tanto de su trabajo. “Ahora no me quiero ir de ahí hasta jubilarme. No soy nada sin la tienda. La llego a querer como a un hijo más. Siempre le digo a todos que es un hijo más”, afirma la dueña.
Principalmente, valora la relación con los clientes, con quien ha compartido muchos años y recuerdos:“He visto pasar generaciones, los niños que venían al principio son hoy jóvenes profesionales. Otras personas han formado ya familias”.
Así pues, para que todo siga funcionando y poder continuar mínimo otros 20 años más, Carmen lucha a diario por darle la mejor atención a cada uno de los clientes que atraviesan la puerta.
“Busco poner cosas nuevas para que ellos también estén más cómodos y ya no tengan que ir a otro sitio a buscar. Siempre he tratado de renovar, de implementar. Nunca me he quedado sentada. Gracias a eso, lo último que hemos puesto ha sido paquetería y ha sido un éxito”, cuenta.
En este aspecto, destaca que fue pionera: “Después de la pandemia empezó un poco a bajar la venta y me puse a indagar por Internet. Me enteré de las paqueterías que los negocios de barrio podían tener. Pregunté, llamé. Fui la primera en proponer tener paquetería, si lo hiciera ahora ya no podría, ya la tienen muchas”.
Prensa, pan, frutos secos, chuches
Al preguntarle a la peruana por una definición de su negocio, señala que es una tienda de barrio en la que hay de todo y a la que siempre se puede acudir. “Se nos conoce como La Carmen, o la tienda rosa, lo dicen mucho”, explica.
En este sentido, en este rincón de la calle Carlos Saura 16, es posible comprar desde el pan y repostería hasta prensa, frutos secos, patatas, chuches, bebidas, o colecciones de cromos. El lugar ideal en el que comprar cada día los productos más básicos, así como para coger la merienda de los más pequeños tras el colegio.
En concreto, lo que más se demanda cada día es el pan y la prensa, aunque los clientes de esta van cayendo poco a poco. Por tanto, trata de pedir cosas nuevas para atraer a todos los sectores.
Personas como Carmen hacen posible que los barrios sigan vivos, que el comercio de cercanía no pierda terreno y que cada cliente sea atendido con una gran sonrisa.