Aragón cuenta con un gran legado de negocios familiares. Bares, restaurantes, pastelerías… En esa recapitulación de empresas con historia, es necesario mencionar a la pastelería Manuel Segura, con origen en Daroca hace más de 150 años. Ahora, seis generaciones después, se mantiene viva y con la misma esencia que entonces.
Su historia no es otra más, pues su trayectoria forma parte del patrimonio de Daroca. Su historia es la de como un pequeño horno, 150 años más tarde, ha confluido en cuatro tiendas en la geografía de la provincia. Una en Daroca, otra en Cariñena y dos en Zaragoza capital.
Una labor de la que la familia Segura puede sentirse muy orgullosa. La responsabilidad ahora reside sobre José Manuel, la sexta generación de una de las pastelerías familiares más antiguas de España.
Todo comenzó, en teoría, en 1874, siendo de este año cuando datan los primeros documentos de la pastelería. Sin embargo, José Manuel cuenta que se cree que fue anterior: “Tenemos ya el acta de bautismo de la tercera generación de 1883. No podía haber habido dos generaciones en solamente nueve años”.
Así pues, desde la familia plantean que su nacimiento podría haber sido en 1847, aunque no pueden asegurarlo al no haber registros. Sin mucha información o fotografías, lo que sí se sabe es que las primeras generaciones se establecieron en Daroca, con huella en toda la comarca.
Comenzó siendo un horno pequeño, en el que los antepasados de José Manuel hacían magdalenas, pastas, pan y una pastelería muy diferente a la actual, algo más limitado.
Hijos y los nietos fueron ampliando el horizonte hasta hacer un horno de leña más grande. “Ellos ya vendían a otros pueblos y probaron cosas nuevas. Además, sé que mi tatarabuelo y mi bisabuelo eran muy inquietos y viajaron mucho para poder hacer cosas que no hacía nadie aquí, como velas, colmenas y una gama de productos muy novedosa”, declara.