El legado histórico del Imperio Romano es uno de los más significativos en la historia de España, ya que su influencia sigue viva en muchos aspectos de la cultura, la arquitectura, las leyes y las tradiciones. La romanización de la Península Ibérica no solo transformó el paisaje físico, sino también la estructura social y administrativa de las poblaciones que habitaron el territorio.
Varios pueblos y ciudades en España conservan elementos de su pasado romano, que son parte esencial de su identidad. Algunas de las huellas más destacadas incluyen puentes, acueductos, teatros, termas y murallas que se han mantenido a lo largo de los siglos.
Es el caso de un pintoresco pueblo situado en Huesca con una población que apenas supera los 130 habitantes (136 según el Instituto Nacional de Estadística), donde, en tiempos remotos, las legiones romanas encontraron descanso.