Pueblos medievales en Aragón preciosos y perfectos para una escapada de fin de semana, tenemos unos cuantos. Que estén dentro del listado de 'Los más bonitos de España', ya son menos (aunque aún son unos cuantos) y que además sean así considerados por National Geographic, ya son pocos.
Un pequeño pueblo medieval que ha enamorado a toda España, y que está dentro del Top 5 de la prestigiosa revista es Valderrobres. "Un majestuoso puente de piedra de la época medieval y de estilo gótico constituye la entrada a la villa y pone en situación a todo aquel que lo atraviesa, pues, arquitectónicamente hablando, el pueblo es un museo al aire libre" comienza el artículo de National Geographic que habla del pueblo aragonés.
Desde luego, el puente de piedra medieval ya es un emblema del pueblo y ha sido fotografiado cientos de veces. Cruzarlo es como atravesar un portal del tiempo que nos hace viajar hasta el siglo XV por lo menos.
Valderrobles.
En esta época del año, en la que aún hace frío pero las temperaturas son agradables, las escapadas rurales son un plan perfecto. A la playa aún no apetece, y en la montaña, la nieve hace que algunas excursiones sean un poco complicadas; ir a disfrutar de los pueblos medievales de Aragón es una alternativa estupenda.
Valderrobres es la capital de la Comarca del Matarraña, en Teruel. Desde Zaragoza se tardan unas dos horas en coche, por lo que para aprovechar el viaje merece la pena pasar la noche allí en algunos de sus hostales.
En el siglo XII, Valderrobres formaba parte de la Peña de Aznar Lagaya, territorios reconquistados en 1169 y donados en 1175 por el rey al obispado de Zaragoza, que casi inmediatamente los cedió a Fortún Roberto. En el año 1183 es cuando se le concede a este territorio su carta de población.
Valderrobres está construido sobre una pequeña montaña, lo que hace que tenga unas largas escalinatas, cuya pendiente llama la atención de cualquiera. Para adentrarse en sus pequeñas calles y pasadizos, cruzamos primero un imponente puente de piedra. Este fue concebido como un elemento fundamental para dar acceso al recinto amurallado de la ciudad y salvar el obstáculo que supone el caudal del Matarraña.