Cuando se habla de los pueblos más bonitos de Aragón, es común que los nombres de Alquézar y Aínsa encabecen las listas. Estas dos localidades, situadas en la provincia de Huesca, han sido reconocidas por su belleza medieval y su entorno natural privilegiado.
Ambas localidades se encuentran en la famosa lista de 'Los pueblos más bonitos de España', y cuentan con una gran oferta turística para los amantes de la naturaleza, el senderismo o la historia.
hay un destino menos conocido que, según National Geographic, merece la atención de cualquier viajero: Riglos, un pequeño pueblo que cautiva por sus colosales formaciones geológicas y su impresionante paisaje montañoso.
Alquézar, enclavado en la Sierra de Guara, es famoso por su conjunto histórico-artístico y por sus impresionantes cañones esculpidos por el río Vero. Su colegiata, sus callejuelas empedradas y su oferta de deportes de aventura lo convierten en un destino muy apreciado por los viajeros.
Por su parte, Aínsa destaca por su casco histórico medieval, considerado uno de los mejor conservados de España. Sus casas de piedra, su plaza mayor y su castillo son un atractivo para quienes buscan sumergirse en la historia y la cultura aragonesa. Además, su proximidad al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido le otorga un valor añadido para los amantes de la naturaleza. Sin embargo, hay otro rincón aragonés que ha conquistado el corazón de National Geographic y que sorprende por sus imponentes formaciones rocosas: Riglos.
Los Mallos de Riglos
Situado a orillas del río Gállego, en el Prepirineo aragonés, Riglos se distingue por sus icónicos Mallos de Riglos. Estas formaciones rocosas de entre 200 y 300 metros de altura son uno de los espectáculos naturales más impactantes de España.
Los mallos, de color rojizo, fueron moldeados por la erosión y la acción del agua a lo largo de millones de años. Se formaron durante la orogenia alpina, el mismo proceso geológico que dio origen a los Pirineos. Cuando la luz del amanecer o del atardecer los ilumina, su tonalidad se vuelve aún más intensa, creando una escena de una belleza indescriptible.
Mallos de Riglos.
Riglos es un referente mundial para la escalada. Con cerca de 200 vías, muchas de ellas de alta dificultad, escaladores de todo el mundo visitan esta zona para desafiar sus verticales paredes de conglomerado. Entre los mallos más destacados están el de Pisón, el de Firé y La Visera, cuyas rutas requieren técnica y resistencia.
Para quienes prefieren el senderismo, hay numerosas rutas que permiten recorrer el espectacular entorno natural de Riglos. Uno de los recorridos más populares es el "Camino del Cielo", un sendero circular que rodea los mallos y ofrece vistas impresionantes del río Gállego y de las sierras prepirenaicas.
Mallos de Riglos.
Además de su interés geológico y deportivo, Riglos es un santuario para la observación de aves. En sus cimas y cortados rocosos habitan colonias de buitres leonados, una de las especies más emblemáticas de la fauna ibérica.
También es posible avistar alimoches, águilas reales y quebrantahuesos, lo que convierte a la zona en un destino imprescindible para los amantes de la ornitología.
National Geographic y su recomendación de Riglos
National Geographic ha puesto el foco en Riglos como un destino singular dentro de Aragón. Su paisaje sobrecogedor, la diversidad de actividades al aire libre y su riqueza natural lo han convertido en un lugar de interés para viajeros de todo el mundo.
Esta prestigiosa publicación destaca la espectacularidad de los mallos y la posibilidad de vivir experiencias únicas en contacto con la naturaleza: "La primera visión de los Mallos de Riglos pasma, especialmente si se llega desde el sur con el voluntarioso tren Canfranero" se lee en un artículo de la revista.