Zaragoza
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El ser humano siempre ha buscado explicar lo desconocido. Desde tiempos inmemoriales, las montañas, los bosques y los rincones más remotos de la naturaleza han dado lugar a relatos misteriosos y seres extraordinarios.

Si pensamos en el Himalaya, inmediatamente nos viene a la mente la figura del abominable hombre de las nieves, el Yeti, ese gigante cubierto de pelo que, según las leyendas, recorre sus cumbres nevadas. Pero ¿sabías que Europa también tiene sus propios relatos de criaturas enigmáticas?

En los Pirineos, una cordillera que separa España y Francia con sus imponentes cimas y frondosos valles, han surgido leyendas que alimentan la imaginación. Desde lobos gigantes hasta figuras espectrales, este lugar no solo es un paraíso para los amantes de la naturaleza, sino también el hogar de historias fascinantes.

Entre el norte de Navarra y los Pirineos Atlánticos encontramos el segundo hayedo-abetal más grande de Europa, por detrás de la Selva Negra de Alemania, La Selva de Irati cuenta con 17.000 hectáreas de extensión y se convierte en un lugar mágico para albergar todo tipo de seres fantásticos.

Entre estas narraciones destaca el Basajaun, un ser que algunos consideran el equivalente pirenaico del Yeti. Sin embargo, a diferencia de su contraparte asiática, esta criatura no es solo un espectador de su entorno; se le atribuyen conocimientos ancestrales y una conexión especial con los bosques.

El Basajaun: el Yeti del Pirineo

De todas las leyendas de los Pirineos, la del Basajaun es, quizás, la más arraigada en la cultura local. Su nombre, que en euskera significa "señor de los bosques", describe perfectamente su papel: un ser mítico que protege la flora, la fauna y el equilibrio natural. En el imaginario popular, este gigante se presenta cubierto de una espesa capa de pelo, con una melena que llega hasta sus pies y unos rasgos humanos que mezclan misterio y familiaridad.

Cuenta la mitología que el Basajaun habita en lugares remotos y mágicos, como la Selva de Irati, uno de los hayedos-abetales más extensos y antiguos de Europa. Este bosque, situado entre Navarra y los Pirineos Atlánticos, es el escenario perfecto para estas historias. Con sus 17.000 hectáreas de árboles centenarios, suelos cubiertos de musgo y arroyos cristalinos, la Selva de Irati no solo impresiona por su belleza, sino que también parece guardar secretos que se pierden en la memoria de quienes lo visitan.

La selva de Irati

La Selva de Irati no es un bosque cualquiera. Este paraje único, que se extiende a solo tres horas de Zaragoza, es una joya natural donde la biodiversidad alcanza su máxima expresión. Robles, hayas, abetos y sauces se alzan majestuosos sobre un suelo alfombrado de helechos y musgo.

Entre sus ramas, aves como el quebrantahuesos o el águila real surcan los cielos, mientras que en los claros se pueden avistar corzos, ciervos y tejones. No es de extrañar que este lugar haya sido declarado Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).