Alberto Izquierdo, presidente del Partido Aragonés
Zaragoza
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Vemos con tristeza cómo, día sí y día también, aparecen en los medios de comunicación de aquí, de Aragón, noticias sobre robos de cable, en explotaciones agrarias y ganaderas, en talleres, en viviendas rurales, establecimientos hosteleros… Lamentablemente, estas noticias pasan desapercibidas para muchos porque se han convertido en algo habitual, pero no para los aragoneses que viven en nuestro territorio que cada vez se sienten más inseguros.

¿Qué está pasando? La respuesta es muy fácil: la ineficacia por parte del Ministerio del Interior a la hora de cubrir las plazas vacantes en los cuarteles de la Guardia Civil, que las dotaciones de las plantillas se cumplan, especialmente en las zonas más despobladas, han convertido a los habitantes de nuestro territorio en 'carne de cañón' para los delincuentes al no estar garantizada su seguridad.

Es una irresponsabilidad gravísima por parte del Gobierno de España, del Ministerio y, por ende, de sus delegaciones territoriales no garantizar la seguridad de los aragoneses, vivan donde vivan, en el medio rural o en el urbano.

Pongamos como ejemplo la provincia de Teruel. Es la única provincia de España en la que no hay ni un solo cuartel abierto las 24 horas del día a excepción de la Comandancia, que se encuentra en la capital, por lo que si un vecino de Lledó quiere poner una denuncia, tiene que hacer un viaje de dos horas a la ciudad. Estamos hablamos de una provincia grande, despoblada, con carreteras complicadas…

Las estadísticas oficiales reflejan una falsa reducción de la delincuencia porque muchos turolenses no denuncian los delitos menores para no tener que desplazarse lejos de sus municipios. Qué diferentes serían las cosas si tuvieran un cuartel abierto a 15 o 20 minutos de sus casas. Difícil está la cosa cuando la provincia de Teruel va a perder en torno a 60 agentes en 2025, según ha denunciado la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC).

Pongo como ejemplo mi comarca, la de Gúdar-Javalambre. Cuando un ciudadano de Los Cerezos (Manzanera) llama a la Guardia Civil por un delito o emergencia y la única patrulla que hay disponible en la comarca está en Mosqueruela tiene que esperar 1 hora y 45 minutos para recibir su ayuda. Esta misma situación se repite en muchas comarcas turolenses, pero también de las provincias de Zaragoza y Huesca.

Pero no solo hay inseguridad en el medio rural, también en el urbano, con la falta de agentes de la Policía Nacional. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado son fundamentales para garantizar el bienestar de los ciudadanos, son un servicio tan esencial como la educación, la sanidad o los servicios sociales y, por consiguiente, el Gobierno de España debe tomar las medidas necesarias para paliar un problema que cada año que pasa es más grave.

Desde el Partido Aragonés, llevamos mucho tiempo alertando sobre esta situación, pero no solo nos quejamos, sino que proponemos posibles soluciones. Además de exigir que se cubran todas las plazas vacantes tanto en la Guardia Civil como en la Policía Nacional, consideramos necesaria una coordinación entre las policías locales de los municipios grandes que también sufren serios problemas para cubrir sus plantillas.

Otra fórmula sería la creación de policías comarcales que cubrieran las carencias que, en materia de seguridad, tienen los pequeños municipios y cuya competencia recae ahora en sus ayuntamientos y alcaldes, que hacen lo que pueden cuando son requeridos. Aragón tiene más de 600 municipios con menos de 1.000 habitantes y sin la posibilidad de disponer de una policía local, ni siquiera cuando quintuplican su población en verano y los problemas crecen.

Debemos dar un paso más, ser valientes y explotar los derechos que nos otorga nuestro Estatuto de Autonomía y trabajar para crear una Policía Autonómica con competencias reales. Y esto no es ir en contra de nuestra Policía Adscrita, que dispone de excelentes profesionales, pero con competencias muy limitadas.

Es necesario que, entre todos, encontremos soluciones a este grave problema. No podemos consentir que nuestro territorio se convierta en el lejano oeste.