Los cuarenta grados golpean el asfalto cual martillo pilón. La gente deambula por la ciudad en busca de un respiro antes de celebrar el solsticio de verano; muchos aprovechan la festividad para marcar un punto y aparte, algunos ya lo hicieron a final de año, pero no importa, cualquier ocasión es buena para celebrar.
Purificar y soltar, parar a mitad de camino, recomponer las ideas y volver a empezar.
Mi imaginación vuela y visualizo a políticos nacionales y autonómicos en la hoguera de San Juan.
Cada uno espera su turno, cierran los ojos con fervor y preparados para lanzar su pañolito al fuego con la ilusión y la esperanza de un niño pequeño. De fondo suena “la canción del verano” de La La Love You. Hay mucho que purificar y nuevos deseos que pedir.
Madrid
En Madrid, Pedro Sánchez coge papel, boli y apunta los nombres de Ábalos, Koldo y Santos Cerdán.
Un nuevo escándalo ha saltado a la vida política de nuestro país y en nuestras cabezas retumba un ritmo pegadizo que nos lleva a recordar la canción que un día ya bailamos. Tiene notas similares, pero no es la misma canción: constructoras, supuestas concesiones a dedo y presuntas mordidas para los políticos de turno.
El presidente del gobierno sabe que debe cortar por lo sano, llegó al poder tras un escándalo de corrupción en las filas del PP y no puede permitirse el mismo escenario.
Muchos no lo recordarán porque el tiempo vuela, pero corría el año 2018 cuando la justicia dictó la sentencia en el mayor caso de corrupción que se ha conocido en las filas del PP: el caso Gürtel.
El escándalo saltó en el año 2007 y la justicia concluyó que una red de empresas conseguía contratos de todo tipo de administraciones gobernadas por el Partido Popular (PP) en diversas partes de España. Todo ello a cambio de sobornos para los cargos públicos responsables de decidir sobre esos contratos, algunos de dichos sobres sirvieron para financiar actos de campaña y otras gestiones del propio PP.
El foco de la corrupción se centraba especialmente en la comunidad de Madrid y en la comunidad Valenciana. Hoy, 7 años después, el PP sigue gobernando en ambas comunidades autónomas.
Pedro Sánchez cierra los ojos, tira el papel a la hoguera y desea que todo quede allí para poder seguir gobernando.
Aragón
Aquí en Aragón todo es más terrenal.
Jorge Azcón espera su turno.
El Gobierno central declara zona catastrófica todas las poblaciones de Aragón que se vieron afectadas por las riadas hace unos días.
Hace apenas una semana, el drama y el miedo corrió por las calles de muchos pueblos de Aragón. Las imágenes nos evocaban a las riadas sufridas en Valencia por culpa de la DANA. Afortunadamente, el final fue distinto y no hubo víctimas mortales.
La historia casi se repite y en la ecuación aparecen elementos casi idénticos a los vividos hace menos de un año: catástrofe natural, daños materiales incalculables y un presidente autonómico que no estaba en el lugar que le correspondía.
El presidente de Aragón tardó tres días en visitar los pueblos aragoneses afectados por las tormentas y las inundaciones. Tres días puede parecer poco pero en un drama como el vivido en estos pueblos resulta un mundo.
La explicación fue facilitada por el propio Jorge Azcón en una televisión nacional: el Presidente estaba en una boda a 1.000 kilómetros de Aragón.
Motivos
En resumen, el Presidente de Aragón asistió a una boda privada mientras se producían las inundaciones en su tierra. Desconocemos todavía la ubicación del evento pero sabemos que acudió gracias al coche oficial de la DGA. Por cualquier motivo, desconocido hasta la fecha, no pudo o no quiso hacer uso de dicho vehículo u otro medio de transporte para volver a sus obligaciones cuando ya era conocida la catástrofe.
La situación recuerda a lo ocurrido con Mazón pero el Presidente de Aragón tiene un alegato final: “no tengo un Falcón”.
Otra vez las víctimas pasan a un segundo plano. El foco sobre la gestión de recursos públicos y la gestión de catástrofes naturales se difumina. El chascarrillo fácil, el rasca carente de gracia y el minuto de oro para el clip en las redes sociales se apodera de todo.
Otra sinfonía viene nuestros oídos: la famosa gomina de Santisteve, 15,90 € de gomina.
Por aquel entonces, Jorge Azcón decía “que Santisteve pregunte a los zaragozanos si ven lógico que le paguen la gomina con los impuestos”. Y es que la línea que hay entre usar un coche oficial para ir a una boda privada y un bote de gomina es tan fina.
El fuego de la hoguera empieza a menguar, la gente se empieza a dispersar.
Jorge Azcón coge papel, boli y apunta: yo lo que quiero es un Falcón.
Espero que todos los buenos deseos se cumplan. Feliz solsticio de verano.