Dicen que eres el promedio de las cinco personas con las que pasas más tiempo. Lo que no te dicen es que la persona con la que más tiempo pasas es contigo mismo.

Te voy a dar una visión que igual te hace replantearte con quién inviertes tu tiempo, y, en consecuencia, mejorar de 0 a 100 la relación con tus seres queridos.

No te voy a decir la típica frase de que tienes que cambiar todo tu entorno para conseguir lo que quieres, porque sería mentir. Pero ir tomando determinadas decisiones de con quién invierto mi tiempo, me ha hecho conseguir metas que ni me hubiera imaginado.

¿Cómo lo he conseguido?

Juntándome con personas que comparten mi mismo propósito.

Tal vez yo tengo facilidad para comunicar, generar confianza rápido y tener la intuición suficiente para filtrar a las personas. Pero aun así, he ido mejorando mucho esta habilidad con los años.

Si te juntas con una persona que hace lo justo en el trabajo, adivina qué, también hace lo justo con su pareja y con sus hijos. Si te juntas con alguien que tiene una mentalidad de solucionar lo que se le ponga delante y dar más de lo que se le pide; verás que en la relación con sus hijos hace lo mismo.

Si ves a alguien que es autoexigente y no para de fustigarse por no hacer algo perfecto, cuando ve que otra persona no hace algo perfecto, salta.

Y es por eso, que cuando alguien te dice algo que no te ha gustado, no es personal. Es porque él se está haciendo lo mismo.

Hace un par de meses hablaba con una amiga, que me decía que su jefe había venido a la tienda en la que trabaja ella como responsable, y lo primero que hizo fue decir todo lo que estaba mal colocado.

Sin un “¿qué tal estás?” ni preocuparse por ella para nada.

Le dije algo que le dejó tocada: “si hace eso contigo, imagina lo que hace consigo mismo. ¿Cuántas veces piensas que él se ha preguntado a sí mismo qué tal está en toda su vida?”.

Y así iba, estresado todo el día, y pensando que en algún momento todo saldría perfecto y así él podría estar tranquilo.

Para y piensa sobre tu entorno.

¿Cuántas veces te han exigido hacer algo como otros quieren, pero tú sabes que no es lo correcto o tú prefieres no hacerlo así?

Y no solo que te digan algo, sino el simple hecho de pasar tiempo con personas que dan lo justo, te van a llevar en una inercia de hacer lo mismo.

Ahí entra la pregunta, ¿cómo quieres vivir?

Si es así perfecto. Pero si quieres dar un paso más allá y tener una muy buena relación con tu pareja, con tus hijos, con tus seres queridos, tienes que pasar más tiempo con personas que dan extras.

Cuando le pregunto a alguien qué tal está con su pareja, un 95% de las personas me dicen “bien”.

Cuando empiezo a indagar realmente cómo están, resulta que hay roces, tensiones, no se entienden en ciertas situaciones, y pasan cosas por alto para no “pasarlo mal”. Dejan conversaciones sin solucionar, porque saben que son incómodas.

Prefieren vivir una vida continua de ruido y malestar, evitando temas continuamente y con algún momento puntual de felicidad, que crear la relación que les encantaría vivir (con la posibilidad de dejar la relación).

Por eso cuando alguien me dice “bien”, sé que es un genérico, y no está prestando realmente atención a la relación.

¿Por qué ocurre esto?

Yo me di cuenta que me pasaba porque no quería ver que estaba peor de lo que pensaba.

Pero la cara B era vivir continuamente con ese ruido y perdiendo la opción de tener una relación realmente sana en la que quisiéramos lo mejor para el otro de corazón y nos impulsáramos para la vida que cada uno hemos elegido vivir.

Me puse un escenario a 10 años, donde miraba a los problemas de frente, y otro donde dejaba pasar conversaciones por no querer enfrentarme a ellas.

No hay color. Ni para mí, ni para todos mis seres queridos.

Mi pareja no se merece a alguien que de su 20%, pudiendo dar el 100%. Ojo, no hablo de ser perfecto, hablo de hacerlo lo mejor posible en cada situación. Yo utilizo la herramienta del “caballo marrón”, pero esto lo contaré en otro artículo.

Bueno, sigo.

Poco a poco, este darte cuenta de que todo lo que haces impacta directamente en tu futuro, te ayuda a ir tomando mejores decisiones. Y te vas acercando a personas que miran los problemas de frente y dan extras en cada cosa que hacen.

Por eso hubo un día donde decidí juntarme la mayor parte de mi tiempo, con personas que comparten mi mismo propósito.

Personas que quieren lo mejor de corazón para otros, que no intentan pisar, que dan extras en su trabajo y en su vida personal, que cuidan a las personas, que cogen la responsabilidad de lo que sienten, que son honestos consigo mismos, que valoran lo que están haciendo.

Casualidades de la vida, mi pareja está mejor que nunca, mi familia también, mis amistades también, y la gente con la que me cruzo, si están en el punto de entender esto, también.

Te hago una pregunta: ¿Cuánto estás dejando de ganar en tu vida a largo plazo, por querer caer no caer mal a personas que no conectan con tu propósito?

No te lo mereces.