La Navidad tiene sus propios símbolos y, desde hace algunos años, en cada rincón de Alcampo el peluche Julio y su nueva compañera, Julia, vigilan con sonrisa amable y capa de superhéroes. No son solo juguetes: son mensajeros silenciosos de una causa que avanza paso a paso, transformando cada compra en un pequeño eslabón de esperanza.
Así lo siente Marta Cardona, directora de la Fundación CRIS contra el Cáncer, quien lleva quince años defendiendo que "en la investigación nos va la vida y todos somos necesarios".
Tras las estanterías de juguetes, hay mucho más que emoción navideña: "Gracias al compromiso de familias, socios y empresas como las de Alcampo, logramos que aquellos niños para quienes la medicina convencional ya no puede hacer nada por ellos, tengan otra oportunidad", explica.
(De izquierda a derecha) El Dr Antonio Pérez, Director de la Unidad CRIS de terapias avanzadas de cáncer infantil; Ana Cardona, paciente y Marta Cardona, presidenta de CRIS contra el cáncer.
La labor de Alcampo no se queda en la superficie, en el gesto puntual de una campaña. "Cuando una empresa decide apostar por la investigación año tras año, nos da la fuerza para sostener a largo plazo equipos y proyectos que no pueden depender de la suerte de una recaudación puntual", subraya Cardona.
Desde 2019, la compañía ha donado más de 400.000 euros a la Fundación CRIS, canalizándolos hacia el Hospital Universitario La Paz y otros centros públicos donde crecen las terapias avanzadas, la genómica y los tratamientos celulares 'CAR-T'. Son tecnologías que transforman la vida, aunque los nombres suenen a ciencia ficción.
Cada Julio y Julia vendido acerca una esperanza inesperada a quienes más la necesitan. Por ello, Yolanda Fernández, directora de RSC, Comunicación y Relaciones Externas de Alcampo, señala: "Nuestra colaboración financia directamente la investigación, la única vía para luchar contra el cáncer y dar soluciones reales a los niños y niñas que ya no responden a terapias convencionales".
Investigación para vencer
El viaje puede empezar con una mutación genética, un diagnóstico difícil de asimilar, pero sigue adelante en los laboratorios y pasillos donde la ciencia marca el rumbo. En la Unidad de Terapias Avanzadas de La Paz, cada caso se estudia como si fuera el primero; se buscan alternativas personalizadas, células reprogramadas, nuevos ensayos y máquinas de última generación compradas, en parte, gracias a lo recaudado por empresas y ciudadanos.
El destino de muchos niños cambia, y no solo gracias a la suma de conocimientos, sino a quienes empujan desde fuera, construyendo redes de apoyo.
"La parte asistencial la cubre la administración pública, pero allí donde la investigación necesita un impulso —personal técnico, materiales, maquinaria— es donde la sociedad y empresas como Alcampo permiten avanzar", enfatiza Cardona.
Además, subraya: "La investigación es continua, nunca es una acción puntual, porque detrás de cada logro hay años de trabajo y de confianza sostenida".
Logros conseguidos y solidaridad
Las historias de éxito, como el reciente ensayo clínico en el que el 70 % de los niños con leucemia avanzada logró sobrevivir y acceder al trasplante, dan sentido a cada campaña y cada peluche. Pero también a la constancia.
"No luchamos solo por ese porcentaje que aún no lo ha conseguido, sino por todos los niños que vendrán, para que algún día la estadística no sea una condena", confiesa la directora.
La sociedad ha cambiado. Las familias buscan colaborar aquí y ahora, comprando un regalo, haciéndose socios, apoyando una causa que ven en sus barrios y en sus casas.
Juguetes solidarios de Alcampo.
"La confianza aumenta cuando se ve el destino de cada euro, el nombre de cada máquina, la cara de cada investigador", celebra Cardona. Porque el cáncer —infantil o adulto— no es sólo una estadística lejana: nos roza a todos, y la solución nos exige estar juntos.
El mensaje es claro, y resuena desde los pasillos de los centros comerciales hasta la comunidad de padres, voluntarios e investigadores unidos por CRIS contra el Cáncer: "Cada gesto suma, todo ayuda, lo importante es no quedarse al margen".
Así, mientras los peluches superhéroes esperan en las estanterías su próxima aventura, detrás sigue creciendo una red de oportunidades que, campaña tras campaña, transforma el juego en futuro y la solidaridad en vida.
Es un esfuerzo colectivo donde cada gesto suma, y donde el compromiso de Alcampo, en palabras de Yolanda Fernández, "ya ha permitido recaudar 400.000 euros destinados a proyectos de investigación infantil y a tratamientos innovadores". Porque, como ella misma concluye, "seguiremos reforzando este compromiso: sabemos que cada investigación financiada es una oportunidad más de vida".
