El Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) ha confirmado el despido improcedente de un camionero al que su empresa le dejó en la calle por un rifirrafe tras un error al notificarle una entrega. El juez ha dictado una indemnización de más de 35.400 euros, después de 16 años trabajando en la misma compañía.
Tal y como recoge la sentencia, Román llevaba trabajando desde 2007 en Marcotran con un sueldo mensual de 1.744 euros. El 7 de febrero de 2023, su gestor de tráfico le envió una ruta de transporte con destino en Palencia. Sin embargo, en la sede de la empresa en Pedrola se le entregó documentación correspondiente a otro remolque y otro servicio de transporte.
La empresa achacaba este fallo a “pequeños descuidos” que son “habituales, justificados y salvables en la actividad del transporte”, argumento que rechazó Román en su defensa. Ese día, cuando Román halló el error, volvió a la sede de la empresa y, “nervioso y alterado”, pidió explicaciones de lo ocurrido.
Según la sentencia, el camionero estaba convencido de que dicho error se cometió “con el único ánimo de perjudicarlo”, pero la compañía sostiene que, en caso de no haber podido desempeñar de forma adecuada el servicio de transporte, “la única perjudicada hubiera sido la empresa”.
Una hora después de ese suceso, Román entró en el supermercado La Plaza de Día en Pedrola, donde coincidió con P., que durante un tiempo fue su gestor de tráfico, y su mujer, también trabajadora de Marcotran. A la salida, comenzó a increparle, acercándose a él y gritándole: “oye tú, ven aquí, que se van a enterar, que aquí hay luz”. P. presentó una denuncia en la Guardia Civil, pero el juzgado decretó el sobreseimiento y el archivo de la causa.
Ante ello, la empresa le abrió un expediente disciplinario para imponerle una sanción por las ofensas verbales y físicas dirigidas contra las personas que trabajan en la empresa y por transgredir la buena fe contractual con esta empresa.
La sentencia añade, además, un encontronazo con M., mujer de P., al entregarle el inicio del expediente, ya que Román se habría dirigido a ella gritándole ante 40 personas "estarás contenta, campeona" y "ya has conseguido lo que querías". Mercedes denunció los hechos ante la Guardia Civil.
Sin embargo, Román alegó y aseguró que todo lo contado por la empresa es “pura ciencia ficción”, y que regresó a la oficina a pedir explicaciones “con un escrupuloso respeto”. “Nadie fue capaz de darme una solución al respecto, entre otras cosas porque al parecer, los responsables directos no se encontraban allí para poder dármelas”, afirmó.
Además, Román denuncia que Marcotran ha ejercido presión sobre él “hasta llegar a cotas casi insoportables” en los dos últimos años. También cuestiona que todo esto ocurra desde que comenzaron a reclamar derechos laborales, como “miles de euros” por horas extra.
Pese a las alegaciones, una semana después de los hechos, el 16 de febrero de 2023 recibió la carta de despido disciplinario.
Ante todo ello, Román solicitó ante el juez que su despido se calificase como nulo o, en su defecto, improcedente, lo que el magistrado estimó, fijando primero una indemnización de 31.500 euros que terminó ampliándose a más de 35.000. Marcotran impugnó con un recurso de suplicación, que el TSJA ha sido rechazado.
