La plaga de conejos que sufre Aragón desde hace años, se extiende por más de 50.000 hectáreas de cereal, hortalizas y frutales. Donde han provocado daños superiores al 30% y han afectado a más de 140 localidades aragonesas.
Francho, un joven agricultor de Bujaraloz (Zaragoza), explica a El Español, que la presencia de los conejos es una auténtica plaga "Se reproducen muy rápido, pues paren cada mes". El problema no es nuevo "llevamos más de 5 años denunciando el asunto" comenta el agricultor.
A partir de este mes de julio, los agricultores aragoneses tendrán vía libre para capturar conejos vivos, sin armas ni hurones, es una de las medidas implementadas para la nueva temporada de caza, que permite actuar de forma directa contra una especie que causa importantes daños agrícolas en diversas comarcas del territorio.
Manifestación de agricultores en Zaragoza
"Cazar con perros es más eficaz, pero no es suficiente. Hay muchísimos conejos y faltan cazadores" comenta Francho que explica que para los cazadores es más entretenido buscar perdices o liebres, pues los conejos apenas se asustan ya ante la presencia del ser humano "cuando paso con el tractor ni huyen, no tienen miedo, se quedan ahí, quietos" critica.
Aparte de la caza, el Gobierno ha aprobado otras medidas concretas contra los conejos, como la prohibición de su suelta y repoblación en Aragón salvo por razones de conservación de especies catalogadas avaladas por informe técnico. Además, se crean los nuevos “Centros de expedición de conejos”, donde podrán mantenerse y comercializarse bajo control sanitario conejos capturados en vivo.
Esta medida ha sido bien recibida en el campo aragonés, siempre que sea un primer paso antes de ir más allá para frenar la plaga que está azotando varios puntos de la Comunidad. “Lo valoramos positivamente, pero no va a ser la solución a corto y medio plazo”, advirtió el secretario general de UPA Aragón, José Manuel Roche.
Opinión que comparte el joven agricultor "La caza está bien, pero no es suficiente" sentencia "A mi me vienen a cazar un domingo por la mañana pero casi podrían venir todos los días" añade. La magnitud del problema hace que se muestre contundente: "Esta situación es una mierda y no tiene solución", estalla.
Imagen de las madrigueras de los conejos
Los conejos no solo estropean el campo, también infraestructuras. En febrero de este año, a través de una Proposición no de Ley (PnL), presentada por el PAR, se aprobó instar al Gobierno de Aragón para usar el fosfuro de aluminio en las vías de transporte por carretera, además de pedir al Ejecutivo central llevar a cabo este tratamiento en las infraestructuras estatales de transporte por carretera y trenes en el territorio aragonés. En todas ellas, la plaga de conejos también está causando afecciones, dañando las propias infraestructuras.
El fosfuro de aluminio (AlP) es un biocida fumigante que se utiliza legalmente para controlar plagas que viven en madrigueras o almacenes, como: topillos, ratas, insectos en silos, y en este contexto, conejos de monte.
El PAR defendió que el fosfuro de aluminio puede ser útil en infraestructuras (como vías del tren), pero no está permitido en tierras agrícolas. Justificó su uso porque la caza no es suficiente, y además, los cazadores no pueden actuar en áreas como las de ADIF, por lo que el Estado debería garantizar que estas infraestructuras estén libres de plagas
A pesar de salir adelante la PnL, la medida no contó con el beneplácito de todos los grupos. Y tanto desde Aragón Existe, como CHA, y PSOE expusieron argumentos en contra. Guitarte advirtió que este producto actúa "como un lanzallamas", generando contaminación y afectando especialmente a zonas hídricas, lo que, en su opinión, supone un daño inaceptable al ecosistema. Por su parte, CHA consideró la propuesta insuficiente y recordó que llevan tiempo presentando alternativas más sostenibles. El PSOE, aunque en 2018 autorizó este tratamiento desde el Gobierno autonómico, optó por la abstención, apelando a la prudencia tras la paralización de una prueba piloto en Lérida debido a denuncias medioambientales.
La plaga de conejos en Aragón no tiene una solución fácil y sigue provocando desastres y pérdidas a los agricultores. El reto es definir un equilibrio entre eficacia y sostenibilidad.