Las mujeres representan un 13% de la base social de las cooperativas agroalimentarias de Aragón, pero apenas el 3% de los miembros de sus consejos rectores. Una “infrarepresentación” que, en ocasiones, no se debe a un rechazo a su incorporación a los órganos directivos, sino a unas “autoimposición de barreras” en un ámbito “muy masculinizado” y con una “dinámica instalada” durante años.
Así lo refleja un estudio realizado por el Departamento de Agricultura del Gobierno de Aragón, que enumera los principales obstáculos a los que se enfrentan las mujeres. Entre ellos, destaca el miedo al rechazo y el síndrome de la impostora, es decir, “sentir que las mujeres no tienen las habilidades suficientes”. “Debemos asumir que ellas mismas frenan su incorporación”, ha contado Miriam Ferrer, jefa de la Unidad de Planificación e Igualdad.
Igualmente, en el informe se alude a algunas barreras externas, como la falta de redes de apoyo y espacios de interacción, persistencia de roles de género tradicionales, dificultad de conciliación, sobercarga de trabajo doméstico y de cuidados o un entorno masculinizado.
“Muchas veces las mujeres delegan en sus parejas la asistencia a reuniones de cooperativas. Como esa dinámica está funcionamiento, muchas no se atreven a dar el paso y decir ‘tú no vas’. Es una dinámica instalada, y hacen falta referentes”, ha señalado Isabel Ortega, profesora de Psicología y Sociología de la Universidad de Zaragoza y autora del informe.
Ante ello, el informe refleja algunas medidas a aplicar en estas cooperativas, desde identificar mujeres activas en el sector para que aporten su liderazgo a la preparación de programas de ‘coaching’, junto a establecer servicios de cuidado y horarios compatibles. “Las mujeres están muy preparadas, pero la idea es convencerlas de que es importante que fomenten la gobernanza. Se trata de darles herramientas para convencerlas de estar ahí y que pueden aportar, porque la formación académica no la ponen en duda”, ha enfatizado Ferrer.
No en vano, otros sectores ya están viendo cómo la incorporación de las mujeres a los órganos directivos está dando resultados, con el objetivo de que llegue también a la agricultura y sus cooperativas. “La incorporación de distintas perspectivas ofrece una mayor posibilidad de innovación y desarrollo. Eso es riqueza”, ha incidido Ortega.
El Departamento de Agricultura lleva varios años trabajando en este informe y en analizar las causas de esta situación. Ya se ha puesto en marcha un taller de trabajo con mujeres relevantes en el sector, donde se valoró la implantación de una formación técnica sobre finanzas, administración, marketing y funcionamiento interno de las cooperativas.
Esta situación no es exclusiva de Aragón, si bien los datos de participación son sensiblemente más bajos que la media nacional. A nivel nacional, las mujeres representan el 27,6% de la base social de las cooperativas y el 9% de los consejos rectores, por el 13% de la base en Aragón y el 3% en los órganos directivos.