Zaragoza
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Que este Real Zaragoza no tiene nada que ver con el de hace un mes ya es más que un hecho. Pese a sus debilidades intrínsecas en defensa y a regalar el sufrimiento en el descuento, el equipo de Sellés firmó su mejor partido de la temporada para darle la vuelta al gol del Leganés bajo el liderazgo de un descomunal Francho Serrano, que firmó asistencia a Kodro, provocó la falta del tanto de Moya, y confirmó el triunfo con una internada marca de la casa.

Suele decirse que lo que funciona no se toca y esa máxima siguió Sellés para elegir su 11 titular, con el único cambio de Radovanovic por el sancionado Saidu, es decir, los mismos que le ganaron al Huesca hace 15 días. Enfrente un Leganés que trató de cortar la sangría goleadora defendiendo con cinco atrás, aunque Naim pasaba al ataque cuando los madrileños tenían el balón.

El Zaragoza quiso imponer ante el Leganés el ritmo y la alta presión que se vieron en las dos victorias anteriores, y a los seis minutos ya tuvo la primera gran ocasión del partido. Una gran internada de Valery en el área acabó en los pies de Kodro, que, quizá con demasiado tiempo para pensar donde poner el balón, se topó con la estirada de Juan Soriano.

El portero del Leganés se convirtió en el gran protagonista del primer cuarto de hora, al sacar también una mano a un tiro cruzado y forzado de Soberón y después un milagroso pie a la internada al espacio de Francho, en una de esas carreras ‘marca de la casa’ del capitán. Y cuando acertó Kodro, de cabeza, el linier vio a Soberón adelantado en la acción previa y levantó la bandera.

El Zaragoza era el dueño del partido, pero, para variar, se llevó el golpe en la primera vez que el Leganés llegó con peligro a su área. Insua no acierta al despejar un balón en el área y sirve en bandeja una segunda oportunidad a la que Andrada no se atreve a salir y Duk la empujó suavemente al fondo de la portería.

Trató de reaccionar el Zaragoza siguiendo el plan que había marcado, con un juego tranquilo y ordenado, pero intenso y agresivo. Si los de Sellés iban a llevar la manija del partido, más todavía a partir del minuto 26 cuando el Leganés se quedó con 10 por un manotazo en la cara de Marvel a Francho, que Sánchez Villalobos tuvo que revisar en el VAR. Quizá fue exagerada.

Quedaba más de una hora por delante -el mismo tiempo en que el Zaragoza jugó con 10 hace ocho días en Ipurúa-, y ahora debía primar la no precipitación y el orden para superar a un Leganés que iba a plantar su defensa en la frontal del área. Porque el hueco iba a aparecer. Y llegó en la primera oportunidad en la que se jugó con cabeza. Francho aguantó el balón dentro del área, se dio la vuelta y la puso medida a la cabeza de Kodro para que, ahora sí, a la tercera, enviara el balón al fondo de la red y devolviera las tablas al Ibercaja Estadio.

Conseguido el empate y con mucho tiempo por delante, tocaba mantener el pulso del partido, no volverse locos, y no caer en las provocaciones que pueda provocar el Leganés para mantener la superioridad. Los pepineros no iban a salir de su área y había que madurar toda jugada hasta encontrar, de nuevo, el hueco. A punto estuvo de llegar, otra vez, en la cabeza de Kodro, pero esta vez salió cerca del larguero.

Segunda parte

El Leganés rearmó su defensa en el descanso dando entrada al joven central Said Sy por un delantero como Millán, dejando a Duk solo en ataque. Pero el Zaragoza tenía clara su idea, y en el primer minuto ya rozó el gol con un disparo cruzado de Francho y el rechace a bocajarro de Soberón, haciendo que Juan Soriano volviera a erigirse como el héroe del Leganés.

El Zaragoza iba a someter al Leganés y el Leganés asumía que iba a ser sometido, porque el partido se asemejaba a la segunda parte de Eibar, y todos sabemos cómo acabó ese partido. Porque los de Sellés rondaban continuamente el área de Juan Soriano, pero no terminaban de tumbar la defensa pepinera.

Sellés quería una marcha más para romper el muro que había levantado Paco López y dio entrada a Toni Moya y Sebas Moyano por Soberón y Keidi Bare, este último con amarilla y caliente tras dos choques con Diawara y Melero, que también vieron tarjeta. La cabeza de Kodro estuvo cerca de volver a dar una alegría, pero el balón se estrelló con la parte alta del larguero.

Y llegó. Francho -inagotable- recuperó el balón y forzó una falta en la frontal del área idílica para que Toni Moya -esta vez sí- fusilara la red de Juan Soriano, que ya nada pudo hacer para evitar que el Zaragoza se pusiera, por fin, por delante.

Empezaba ahora otro partido de unos largos 25 minutos y con un premio mayúsculo para un Real Zaragoza que se ponía a tres puntos de la permanencia. Paco López fue al ataque y buscó más mordiente con Diego García y Guirao para buscar las cosquillas a un Zaragoza que no podía descuidar su todavía débil retaguardia.

Pero este Zaragoza es otro. Nada que ver con el de hace solo tres semanas. Y esa resurrección la encarnó el alma de este equipo, un Francho Serrano que vuelve a ser el de sus mejores días. El capitán culminó un partido de matrícula de honor desde el costado derecho con una nueva internada en el área que envió al fondo de la red. Asistencia, falta forzada y gol para el zorro, que se aprovechó de la galopada de fe de un Aguirregabiria que cada día juega mejor.

El Leganés tuvo un último resquicio de vida con un penalti muy tonto por agarrón en un córner que ya se perdía sin peligro, y Diego García lo envió al fondo de la red. Aún quedaban cinco largos minutos del descuento de sufrimiento, pero los tres puntos iban a quedarse en casa, con la tercera victoria consecutiva de un Real Zaragoza que ya ve la salvación a tres puntos, pero que, sobre todo, está vivo.