Nuevo descalabro de un Real Zaragoza que se hunde en la clasificación y que se ve incapaz de ganar un simple partido de fútbol. Los de Gabi no supieron plantar cara a un Ceuta que volvió a dejar en evidencia el desastre que este equipo, sin orden ni criterio en ataque y que solo sabe defender por acumulación. Un gol de Marcos Fernández en la segunda parte saca los colores a los aragoneses, que se adentran en la primera gran crisis de la temporada.
Gabi introdujo cuatro novedades y le dio un nuevo giro a su defensa con Juan Sebastián, Saidu, Radovanovic y Tasende, más la primera titularidad de Keidi Bare. No movió el ataque, que se mantuvo con Paulino y Sebas Moyano en bandas y la doble punta de Dani Gómez y Kenan Kodro, con Bazdar de nuevo en el banquillo.
El Real Zaragoza volvió a arrancar con severas dudas con balón, sin ser capaz de trenzar jugadas y optando por aguantar ordenado a la espera de que no pase nada en el juego. Difícil misión para un equipo inseguro y que, pese a lo que se vendió en verano, sufre mucho cuando el rival juega. Así tuvo el Ceuta la primera gran ocasión del partido, obligando a Adrián Rodríguez a sacar una gran mano abajo y estrellando el rechace en el larguero a apenas tres metros de la línea de gol.
El Zaragoza era un manojo de nervios en el Alfonso Murube, sin capacidad de crear fútbol en el medio, de aguantar el balón más de tres pases, y ni siquiera de sentirse seguro en defensa. Adrián Rodríguez tuvo que volver a aparecer para desviar a córner un duro disparo de Koné, mientras que Sebas Moyano lo intentó de falta en el único acercamiento de los de Gabi con peligro.
El partido vivía entre balones largos de área a área, más propio de un partido de tenis que de uno de fútbol, con un Real Zaragoza que basaba su idea en pelotazos imposibles a Dani Gómez o Kodro y que Moyano y Paulino vayan a la guerra por su cuenta. La única jugada trenzada que se vio por el Real Zaragoza en la primera mitad llegó en el 45, con un disparo de Keidi Bare, tras una buena dejada de Kodro, pero el balón salió a un metro del palo.
Segunda parte
Gabi Fernández trató de mover a su equipo en la segunda mitad y dio entrada a Francho Serrano en el lateral derecho por un Juan Sebastián superado y con amarilla desde el minuto 10, dentro del festival de tarjetas que había servido el colegiado Ojaos Varela. El equipo comenzó con algo más de intención y Dani Gómez tuvo una buena oportunidad al ganarle la espalda a los centrales, pero no acertó a dirigir el balón entre palos.
Estaban siendo buenos minutos ahora del Zaragoza, que comenzaba a jugar en campo contrario con algo de criterio y picoteando por bandas. Guille Vallejo, inédito hasta ahora, sacó una gran mano abajo para robarle el gol a Sebas Moyano desde dentro del área.
Pero no lograba tener el Zaragoza continuidad en campo contrario, y seguía atacando a arreones. Gabi daba aire a su ataque con Pau Sans y Bazdar, que volvía a jugar solo en la punta del ataque y sin una referencia a su lado, pero el equipo volvió a pecar de inseguridad defensiva y se encontró con el gol del Ceuta en el 66. Marcos Fernández se encontró un balón que no supieron despejar los centrales y batió a Adrián Rodríguez de un disparo raso ajustado al palo.
No es que se viniera venir, pero tampoco sorprendió a nadie que el Ceuta se adelantara ante la endeblez de un Zaragoza que ni ataca con criterio ni defiende ordenado, y que claudicó en el primer rebote que pilló sin siete jugadores encerrados en la frontal. Gabi intentó levantar a su equipo con un Valery de nuevo intrascendente y fuera de forma y con Toni Moya en el pivote, pero ni en tres días sería capaz de lograr el empate.
El Zaragoza llegó a los últimos 10 minutos con más corazón que cabeza o fútbol, si es que alguna vez lo había tenido, y buscando que cada cual siguiera haciendo la guerra por su cuenta, atacando al pelotón sin orden ni criterio para generar ventajas. Pau Sans y Tasende lo buscaron, pero sin ninguna capacidad para desatascar un partido que nunca estuvo ni cerca de convertirse en la primera victoria de la temporada. 3 puntos de 18 para un equipo y tercera derrota para un Zaragoza cuya planificación vuelve a quedar en evidencia.
