Daniel Guzmán estuvo recientemente en Zaragoza para presentar su nueva película 'La deuda'. Fiel a su estilo, el cineasta relata una historia íntima, emocionante y cotidiana, a la vez que compleja.
Se trata de un thriller con tintes de historia de amor, marcado también por la sombra de la culpa. Lucas (interpretado por el propio Guzmán), un hombre de 47 años, y Antonia (Rosario García), una anciana, conviven en un piso céntrico de la ciudad. Su rutina transcurre de manera tranquila hasta que el proceso de gentrificación los obliga a abandonar su vivienda.
La trama, sin embargo, no se centra únicamente en el problema de la vivienda. “Es un thriller emocional, y sobre todo una historia de amor entre personas de diferentes generaciones y de cómo alguien es capaz de dejarlo todo por ayudar a otro”, explica Guzmán en una conversación con El Español de Aragón.
“Es una película que habla de la culpa, de cómo a veces necesitamos redimir esa carga que nos bloquea y no nos deja avanzar como personas, ni nos permite equivocarnos”, reflexiona el actor y director.
En esta ocasión, Guzmán se sitúa tanto delante como detrás de la cámara, encarnando a Lucas mientras dirige la película. “Para conseguir estar dentro y fuera hay que ejercitar la mente. Es como un músculo que desarrollas poco a poco, hasta que adquiere sus propias herramientas y mecanismos para poder estar en todo”, señala.
Daniel Guzmán con una cámara durante el rodaje de 'La deuda'.
Actuar y dirigir, reconoce, son facetas que disfruta por igual: “Me siento cómodo delante de la cámara si solo estoy delante; y también detrás si solo trabajo detrás. Lo que me cuesta es hacer las dos cosas a la vez”, confiesa con humor.
No solo ese doble papel ha sido un reto, sino también la magnitud del proyecto. “Es la película más ambiciosa que he hecho hasta el momento, a todos los niveles: narrativos, presupuestarios y de factura”, asegura.
El reparto es, además, una de sus mayores satisfacciones. “Una de las cosas que más me enorgullece es el elenco y el trabajo interpretativo que han hecho Itziar, Susana, Luis, Francesc Garrido y, sobre todo, Charo. El resultado me parece maravilloso”, subraya Guzmán.
La película se estrena en un contexto social donde el debate sobre la vivienda está más vivo que nunca, pero Guzmán logra trascender la denuncia para construir un relato humano. "La pérdida de la vivienda es el detonante, pero es una historia sobre todo muy emocional". 'La deuda' no se limita a mostrar un conflicto urbano: propone un viaje emocional que interpela a cualquier espectador que haya sentido la fragilidad de perder un hogar o la necesidad de redención.
Daniel Guzmán y Rosario García durante la grabación de 'La deuda'.
Con un estilo sobrio y realista, Guzmán combina el pulso del thriller con momentos de ternura, explorando cómo las relaciones intergeneracionales pueden convertirse en un refugio frente a la adversidad. Lucas y Antonia representan, en última instancia, dos soledades que se encuentran y se sostienen mutuamente.
La historia, como todas las del cineasta, tiene un gran componente íntimo. Nace de una experiencia personal que tuvo con su abuela en un centro de salud, "la he acompañado porque tenía una patología pulmonar en su última etapa y siempre hablábamos mucho", durante esas conversaciones él se imaginaba diferentes dificultades y de ahí surge la idea de la trama de la nueva película.
La cinta confirma a Guzmán como un narrador cercano, interesado en dar voz a personajes que rara vez ocupan el centro del relato cinematográfico. 'La deuda' se convierte así en un espejo de nuestra sociedad, pero también en un recordatorio de que, incluso en la pérdida, puede surgir la posibilidad de amor y esperanza.
