Nazaret Parrilla
Zaragoza
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Una orquesta va mucho más allá que lo que se ve en el escenario. Detrás de cada actuación hay salidas tempranas, largos viajes, y, sobre todo, horas de sacrificio y ensayo. Este esfuerzo se intensifica en verano, la época de más actividad del año.

La orquesta Alaska on Tour conoce esa exigencia. Con años de experiencia recorriendo España, la banda se ha ganado el cariño del público. Su equipo está integrado por 17 componentes entre bailarines, cantantes y músicos.

Una de ellas es Natalia Lamana (26 años) que suma ya cuatro temporadas como bailarina entre bolo y bolo. Aunque ha probado también el canto, en la orquesta tiene claro que quiere hacer baile. "Mi pasión es el baile y poder vivir de ello es un regalo", asegura.

Aunque su trabajo, como explica, requiere de "mucho esfuerzo". Se trata de una profesión que conlleva ensayar durante todo el año, aunque los primeros meses son más de preparación, enfocados a ensayar, crear nuevo repertorio y prepararse para el verano. "La temporada es dura y de verdadera carga de trabajo fuerte", reconoce.

Un trabajo "exigente"

Así, durante la época estival, la orquesta recorre el país desde ciudades como Madrid o Vitoria, acumulando largas horas de viaje: "Es un trabajo exigente porque actuamos en diferentes partes de España y viajamos bastantes kilómetros por carretera", cuenta Natalia.

A esta rutina se le suman los amplios horarios que en general son de noche, lo que implica un esfuerzo que, como apunta, quizás no todo el mundo podría sobrellevar. "Es tanto físico como mental, durante muchas horas y días seguidos, a veces hasta más de 7 días", explica.

Asimismo, señala que, al final, se aprende a lidiar con muchas circunstancias que surgen cada día. Por ello, a nivel psicológico, es importante también estar muy fuerte. "Son muchos días seguidos fuera de casa y tener un buen equipo es muy importante, nosotros nos llevamos muy bien", cuenta.

Natalia Lamana durante una actuación. Imagen cedida

Para afrontar todo esto, la bailarina se prepara para estas fechas con una entrenadora y una rutina de trabajo especial, además de contar con una nutricionista. "En verano hago un mayor esfuerzo físico, de manera que me quedo más delgada y necesito energía para poder trabajar", confiesa.

El trabajo que hay detrás

De este modo, Natalia aprovecha para reivindicar el trabajo que hay detrás del baile y que a veces está "descuidado": "El trabajo del bailarín es de mucho esfuerzo, pero no se entrena lo suficiente", señala.

Pero la bailarina también reconoce que "se está viviendo un cambio en la mentalidad del bailarín" porque ya hay profesionales que apoyan la iniciativa de un mayor entrenamiento antes de las actuaciones.

Natalia Lamana y un compañero en la orquesta.

A pesar de lo duro que puede llegar a resultar trabajar como bailarina en una orquesta durante el verano, Natalia asegura que el esfuerzo merece la pena: "Cuando el show gusta, te sientes muy realizada".

Aunque, sobre todo, ha destacado la importancia del público cuando está en el escenario. "Lo más importante, aunque también lo más exigente, es conectar con él", reconoce.