Con una carrera que marcó a toda una generación y un incansable afán por reinventarse, Jordi Cruz ha sabido ganarse un lugar destacado en la infancia de muchos españoles. Nacido en Barcelona el 14 de octubre de 1976, este polifacético comunicador ha brillado en distintos campos del entretenimiento.
Su nombre se asocia especialmente con el programa infantil Art Attack, pero su trayectora incluye una amplia variedad de proyectos que lo han llevado desde los platós de televisión hasta los micrófonos de la radio y los podcasts.
A lo largo de los años, Jordi Cruz ha logrado conectar con públicos de diferentes edades y ha demostrado su capacidad para adaptarse y explorar nuevos horizontes. Desde sus inicios a los 19 años en Club Disney, hasta su participación en programas como Megatrix o Top Gamers Academy, su versatilidad y simpatía le han permitido destacarse como uno de los presentadores más queridos y versátiles de la televisión española.
Y no solo eso. Por primera vez, Cruz se ha subido a los escenarios para dar una ponencia en el I Congreso Nacional de Educación STEAM, celebrado en Zaragoza, donde ha hablado del arte y su importancia frente a miles de jóvenes.
Acabas de llegar a Zaragoza parando en, ni más ni menos, la estación Delicias, donde grabaste un vídeo tuyo para huir del frío que sorprendió a más de uno.
Lo curioso de todo esto es que muchos de los mensajes que he recibido de gente de Zaragoza fueron sobre ese frío de la estación, y me sorprendió mucho que ni ellos mismos sabían del botoncito para dar la calefacción. Fue una pequeña revelación.
No es la primera vez que visitas la ciudad, ¿algún otro recuerdo además del frío y el cierzo?
¡Tengo muchos! De hecho, la primera vez que vine estaban construyendo el tranvía y recuerdo que fue todo un caos con el coche. También, hace años ya, vine a Zaragoza cuando Bustamante ensayaba para el inicio de su gira. Fue muy divertido. Siempre me ha gustado mucho la ciudad y tengo buenos amigos aquí.
Hablando de recuerdos... durante seis años presentaste un programa que marcó a más de una generación, ¿cómo te sientes al haber influido tanto en la infancia de tanta gente.
Intento no darle más importancia de la que tiene, porque en realidad todo se debe al espacio-tiempo. Fue un programa que vio mucha gente y que marcó muchas infancias, pero trato de mantenerlo como algo muy condensado, una etapa que ocurrió en su momento.
En su día tuve que hacer un poco de terapia para canalizar todo esto. Es raro cómo algo tan grande se convierte en una gran responsabilidad. Aunque ahora lo recuerdo como algo positivo y, saber que Art Attack formó parte de las vidas de tantas personas, me da tranquilidad.
A lo largo de tu carrera has mencionado numerosas veces que ya desde pequeño querías ser presentador...
Sí, totalmente. Siempre he sido presentador, y sigo siendo comunicador. Lo que no me imaginaba es que el programa calaría tanto en la gente. Cuando estaba grabando Art Attack sabía que gustaba, pero nunca pensé que iba a tener tanto impacto.
Además de Art Attack, también has dirigido en otras disciplinas como en radio o podcast, ¿te consideras un hombre de múltiples facetas?
Las carreras son de largo recorrido, no se trata de momentos o de grandes hitos. Mientras tenga la oportunidad de comunicar, me da igual el tamaño del espacio. Lo importante es disfrutar de lo que hago, y siempre he sido muy proactivo.
Desde mucho antes de que existiera la tecnología de ahora, yo ya montaba mis propios programas. Ahora, con las facilidades que nos da la tecnología, me encanta tener mi propio canal de YouTube, hacer directos, incluso hacer 'cosplay' de Pedroche... Lo importante es disfrutar del proceso creativo y la comunicación.
¿Dirías que todo está relacionado con la creatividad, con el mundo del arte?
Jordi Cruz: Sí, claro, cuando hablamos de creatividad, siempre hay una conexión con el arte. Cuando supe que iba a hablar sobre STEAM (ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas), me sorprendió un poco, pero luego me di cuenta de que el arte es clave dentro de todo esto.
En Art Attack, siempre decíamos: "Hazlo tú mismo", nunca pedíamos que lo copiaran exactamente, sino que exploraran y se expresaran a través de lo que creaban.
Y, en los tiempos que corren, ¿crees que la creatividad se está perdiendo un poco con la tecnología y las facilidades que aporta?
Mira, aunque las máquinas están avanzando, no tienen esa chispa creativa humana. A veces es cierto que con la tecnología todo es más fácil, pero también lo hace más accesible. Antes, solo quienes podían permitirse los materiales de arte podían dedicarse a ello.
Ahora, cualquier persona con acceso a Internet puede mostrar su arte. A lo largo de los años he visto cómo la tecnología también ha abierto puertas a nuevas formas de expresión, como en el mundo de los visuales en las discotecas, que ahora son verdaderas obras de arte.
En este sentido, ¿crees que la ciencia, la tecnología y el arte deben estar más unidos?
Claro, yo vengo de una generación en la que nos hacían elegir entre ciencias o letras, pero, ¿y si uno quiere un poco de ambos? Creo que esa idea de que el arte y la ciencia son mundos separados está cambiando, y ahora podemos ver cómo la creatividad se mezcla con la tecnología de una manera increíble. El arte no solo es pintar; es crear, innovar, y eso es algo que cada vez vemos más.
¿Qué cosas quedan por hacer en tu lista de la vida?
Hay muchas cosas por hacer, pero tengo algunas ya muy claras, como la familia. Profesionalmente, estoy en un momento muy dulce, disfrutando de lo que hago. Y a los 48 años, la tranquilidad se valora mucho. También me gustaría tener una casita en el campo. Estoy en un momento de mi vida donde todo tiene un poco más de calma y disfruto mucho de los pequeños detalles.
¿Algún consejo para los jóvenes que te siguen?
Lo más importante es ser fiel a uno mismo. Yo, de pequeño, hice una maqueta que me tiró un profesor porque no encajaba con lo "correcto". Pero aprendí a seguir mi propio camino. Siempre digo, si tienes una idea, sigue adelante, incluso si otros no lo entienden. No dejes que el miedo de los demás te frene.