Zaragoza
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Si hay algo que no puede faltar en una mesa española el último día del año son las uvas. Con pepita o sin, peladas o normales... tienen que ser 12, eso sí. También pequeñas, para poder tragarlas todas justo cuando el reloj marque las 00.00 y se oiga la última campanada.

Se trata de una tradición que lleva años marcando las Navidades -y el comienzo de un año con suerte- en todo el país. Desde 1909, cuando los viticultores alicantinos promovieron una campaña para dar salida a la gran cosecha que hubo ese año.

Desde entonces, las fruterías tienen marcadas en su calendario una fecha imprescindible de trabajo: el 31 de diciembre. Así lo asegura a este diario José Miguel Fuentes Cabrera, dueño de la tienda aragonesa La Huerta Clandestina, quien asegura que -aunque algunos han cambiado la fruta por lacasitos u otros dulces pequeños- son muchos los que se acercan a comprar la uva el último día del año.

Eso sí, los hay más previsores y, para evitar una crisis en este día tan especial, se aseguran días antes de comprar la fruta. "Nadie quiere quedarse sin uvas para Nochevieja, y como las que vendo son frescas muchos clientes vienen ya dos o tres días antes a comprarla", confirma.

Este año, "como todo", la uva ha incrementado su precio. "Ahora mismo está a 5,90 euros el kilo con pepita y a 7,20 sin semilla, que es la que todo el mundo prefiere para pasarlas mejor", explica entre risas.

"No se vende a toneladas"

Aunque añade que, pese a la tradición, "tampoco es que se haga el año". Lo de la uva asegura que es "un drama". "Hay gente que quiere las tarrinas que vienen ya a las 12, otros las compran en bote y peladas... pero sí se vende, aunque no a toneladas", expone.

En su caso, son "unos 90 kilos de uva". Una venta que, pese a no ser "exagerada", sí ayuda a las fruterías durante las fiestas porque, durante las Navidades, "por lo general la gente no compra mucha verdura ni fruta".

Lo más popular en las comidas y cenas navideñas, este año, dice que son "la piña, la fruta cortada de postre, la escarola -porque es temporada-, el tomate, el aguacate o la fresa, que está carísima". "En general se vende, pero los clientes están más enfocados en otras cosas, como polvorones, mantecados o vinos", señala.

Una vez finalizado el año, Fuentes dice que ya la cosa cambia porque "ya se acaba la temporada y la venta de la uva baja". Plantea que, de cara al 1 de enero su precio puede bajar, "pero todavía no se sabe cuánto".