Zaragoza
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El presupuesto de Zaragoza para 2026 -que desde hace meses llevan cuadrando PP y Vox- verá la luz el próximo lunes. Lo hará, aunque finalmente los de Julio Calvo le hayan dado la espalada a la alcaldesa Natalia Chueca, ya sea por "orden de Madrid" o porque -como aseguraron los cuatro concejales este viernes- no han acabado convencidos con las cuentas.

Eso sí, desde el Gobierno de Chueca tienen claro que, pese a la "traición" de Vox, Zaragoza "no se va a quedar parada". Y, menos aún, cuando entre las manos se manejan unas cuentas históricas para la ciudad con más de 1.000 millones de presupuesto.

Una cifra que se alcanzará por primera vez, siendo un 6% más que en el ejercicio anterior (cuando se presupuestaron 978 millones). De la suma, 200 millones de euros irán para inversiones.

Entre las partidas destacan la continuidad de grandes proyectos como La Nueva Romareda (con 27 millones), las obras del río Huerva, Giesa o la reforma integral del Coso. Trabajos que, de no sacarse adelante las cuentas, "dejarían la ciudad abierta en canal", según alertan desde el Gobierno.

También se contemplan otras nuevas inversiones, como la reforma de la avenida de Valencia. Un proyecto que Vox ya dijo hace meses que "no veía prioritario".

Entre las partidas se mantendrán también las peticiones de Vox, como parte de las negociaciones de estos meses. Unas exigencias que, en esta ocasión, "eran pocas". Entre ellas, se contemplan créditos presupuestarios para La Casa Cuna, proyectos de tauromaquia, para un nuevo espacio para neonatos en el cementerio de Torrero o para la calle Oeste (en Santa Isabel).

Un camino largo y "complejo"

Ahora, con un largo y "complejo" camino por delante, lo que está claro es que los presupuestos para este 2026 se prorrogarán a partir de este 1 de enero.

Aunque desde el Gobierno municipal descartan la propuesta de Vox de dilatar las cuentas más allá de lo necesario. Sobre todo, porque eso supondría tener que hacer modificaciones presupuestarias para cada proyecto, para lo que también necesitarían el apoyo de Vox.

Así, lo que se plantea es, en primer lugar, que las cuentas pasen por el pleno de Zaragoza. Teniendo en cuenta el calendario del Ayuntamiento, eso será a mediados de febrero, pasadas ya las elecciones autonómicas y, posiblemente, con otro ambiente en el Consistorio. En este sentido, de abstenerse Vox, los presupuestos sí se aprobarían (con una mayoría simple de Chueca).

En caso de que Vox no dé su brazo a torcer (aún con los resultados de las urnas más que conocidos), Natalia Chueca jugará su última baza mediante una moción de confianza. Es decir, se votará para decidir si se apoya o no al Gobierno actual. Eso supone que, en caso de que no se respalde a la actual regidora, deberán escoger un nuevo alcalde o alcaldesa en el plazo de un mes.

Si no hay un nombre sobre la mesa, todo quedará en nada, con la actual alcaldesa al frente y los presupuestos aprobados (aunque, aproximadamente, con un mes y medio de retraso).