Zaragoza
Publicada

Unos 350 voluntarios han recorrido Zaragoza para visibilizar lo invisible. Han paseado por las calles, las plazas, los descampados y rincones bajo el frío de noviembre que ya aprieta en la capital para llevar a cabo el conteo bienal de las personas sin hogar.

El operativo, encargado por el Ayuntamiento a Cruz Roja, permitirá conocer el número real de personas que viven en la calle y su situación actual a través de una encuesta. Son las mismas preguntas para todos. Desde las más sencillas de responder, "¿Cómo te llamas? ¿Edad?", hasta las más complejas, "¿Cuál es tu situación? ¿Qué necesitas?".

Los voluntarios han salido por la noche, sobre las 21.00, "cuando la mayoría de ellos vuelve a donde suelen dormir, después de buscarse la vida durante el día". Así lo explica el coordinador de uno de los grupos de voluntarios, Karim Misbah, quien ha recorrido las calles del barrio de Delicias -zona que le ha sido asignada- junto a otros cuatro compañeros.

Misbah, uno de los coordinadores de la encuesta, junto a sus compañeros de zona. E.E Zaragoza

El objetivo de su trabajo no es únicamente cuantificar, "sino conocer quiénes son, de dónde vienen y qué necesidades tienen las personas que viven en la calle", explica Misbah. Entre ellos Azizi Abdulloh, de 44 años, nacido en Ujda (Marruecos).

Se muestra agradecido con los voluntarios, respondiendo pacientemente a cada una de las preguntas. Sonríe y estrecha la mano. "Gracias", le dice a una de las presentes que, al saludarle, le ha dado un abrazo. "Gracias por eso", insiste a la mujer, agradecido por el gesto.

Azizi cuenta que llegó a España hace cinco años, justo cuando estalló la pandemia. Primero pasó por Madrid, después por San Sebastián, y finalmente llegó a Zaragoza en 2021. Su motivo para emigrar fue claro desde el principio: "Vine a buscar trabajo", señala.

Los voluntarios preguntando a una de las personas sin hogar, en Delicias. E.E Zaragoza

En Marruecos trabajaba, pero la situación económica "era complicada" y señala que llegó un punto en el que no podía ni mantener a sus hijos, que siguen viviendo allí. Su intención al llegar a España era "poder enviarles dinero y darles estabilidad".

Durante los primeros meses en Zaragoza, explica que trabajó en campañas agrícolas, "especialmente en la recogida de la aceituna y otros trabajos temporales". Sin embargo, cuenta que estas campañas no le permiten acceder a un contrato estable ni a una relación laboral suficiente para iniciar procesos de regularización.

A esto se suma que, según explica, no ha logrado conseguir siquiera el empadronamiento, lo que le impide trabajar legalmente, alquilar una vivienda o acceder a ciertos recursos sociales. "No tengo otra alternativa", lamenta señalando lo que es, a día de hoy, la zona donde duerme justo frente a la Estación Delicias.

Otros refugios

Cartones, un colchón y ropa de abrigo es lo que ayuda a Azizi a combatir el frío. Pero no ha sido el único lugar en el que se ha refugiado. Dice que ha dormido "debajo de un puente y en varios sitios de la ciudad", sin estabilidad ni un espacio fijo.

Su día a día es repetitivo y está orientado únicamente a sobrevivir. Cuenta que se despierta temprano, preparado para caminar muchos kilómetros en busca de chatarra u objetos que puedan tener valor para "obtener algo de dinero".

Ese es, cada día, su único medio de subsistencia. No tiene red familiar ni apoyo cercano en la ciudad. Aunque existen recursos como comedores sociales o centros de día, su uso varía según la persona, y en su caso, la búsqueda de chatarra ocupa la mayor parte de su jornada "por lo que no suele acercarse a comer", traduce Misbah.

Azizi tiene hijos en Marruecos. "Hace cinco años" que no los ve. No puede viajar porque no tiene documentación y tampoco puede garantizar ingresos estables que le permitan mantener una relación a distancia más continuada.

"Cuando tenga la posibilidad, iré a verlos", sueña. Pero sabe que esa posibilidad todavía es muy lejana. Por el momento dice que su único deseo es "tener los papeles y trabajar", a lo que asegura que no necesita "nada más".

No plantea metas amplias ni planes complejos. Simplemente quiere regularizarse, conseguir un empleo y vivir de forma autónoma.

Misbah, junto a sus compañeros, hablando con una persona sin hogar. E.E Zaragoza

Azizi no es el único en esta situación. A lo largo de la noche, los voluntarios se han encontrado con otros. Algunos responden, otros prefieren no hacerlo. A pocos metros del refugio donde duerme Azizi, otra persona duerme a las puertas de un cajero.

Está tapada por una manta. No se reconoce su edad, tampoco su género. Está dormida, por lo que los voluntarios se han acercado silenciosamente y, en susurros le han preguntado si quería hablar. No ha habido respuesta. "No pasa nada, descansa", le ha dicho Misbah, quien junto a sus compañeros han continuado su camino. Todavía les queda una larga noche por delante.

"Una foto fija"

La consejera de Política Social, Igualdad y Mujer del Ayuntamiento de Zaragoza, María Oros, ha explicado que el recuento de personas sin hogar realizado esta noche se enmarca en la continuidad del estudio iniciado en 2023, cuando el Ministerio de Inclusión impulsó un recuento simultáneo en toda España. Aunque este año el Ministerio renunció a repetir el proceso, el Ayuntamiento ha decidido mantenerlo "por su importancia para obtener una 'foto fija' y actualizar los perfiles y necesidades de las personas que viven en la calle".

Junto a ella, la coordinadora provincial de Cruz Roja, Susana Royo, ha explicado que, "aunque el número exacto puede variar según la época del año o la presión migratoria", las entrevistas personales que se realizan durante el operativo "permiten identificar las causas del sinhogarismo y ajustar mejor los programas municipales".

Según Royo, en el último año se han detectado "perfiles diferentes" respecto a los observados en 2023. "Entonces predominaba el sinhogarismo crónico en hombres de mediana edad, muchos con problemas de salud mental o adicciones. Ahora, los servicios municipales y las entidades sociales observan un aumento de hombres jóvenes de origen subsahariano, en gran parte en situación administrativa irregular, además de un ligero repunte de mujeres", explica.

Oros ha insistido en que el estudio es esencial para orientar políticas y recursos, "especialmente en un contexto de crisis migratoria, empobrecimiento y falta de vivienda accesible". También ha lamentado que Zaragoza sea "la única ciudad que realiza el recuento este año, lo que impide compararlo con otras localidades".