Zaragoza
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El Ayuntamiento de Zaragoza ha decretado la reapertura de la calle Estébanes y el restablecimiento de toda la actividad hostelera en el entorno que seguía afectada tras la declaración de ruina inminente del inmueble situado los números 12-14 de dicha calle, en El Tubo zaragozano. Si la semana pasada se logró el levantamiento de la orden de desalojo y cese de actividad para la Sala Kenbo, El Patio del Plata y a la terraza del negocio de hostelería Casa Buisán, ahora son las terrazas de Casa de Las Migas y de Bodegas Almau los beneficiados, incluyendo el paso peatonal por dicha calle, que regresa a la normalidad.

“El Servicio de Inspección Urbanística ha comprobado la excelente evolución de las labores de seguridad y de estabilización mediante apuntalamientos y apeos que se están llevando a cabo en el inmueble afectado, así como de pequeñas demoliciones, que garantizan restablecer la actividad hostelera afectada”, ha expreso el concejal de Urbanismo, Infraestructuras, Energía y Vivienda, Víctor Serrano, quien ha señalado que “para dar mayor estabilidad y seguridad a la fachada frontal del edificio, se ha instalado un túnel que permite el tránsito por la calle Estébanes, retomando así la normalidad en el entorno”.

En concreto, el Servicio de Inspección Urbanística ha observado en la visita realizada hoy que “la fachada principal del edificio recayente hacia la calle Estébanes y terrazas adyacentes (Casa de las Migas y Bodegas Almau) está completamente asegurada y estabilizada provisionalmente evitándose su caída, por lo que el uso y el ejercicio de la actividad de los establecimientos y espacios libres colindantes pueden ser nuevamente retomados en condiciones de normalidad, al igual que la la propia calle Estébanes, sobre la que se ha construido un túnel metálico de protección contra posibles desprendimientos de elementos de la fachada y cubierta, y que servirá de base después para construir un andamio sobre el mismo para el arreglo o desmontaje de la fachada con seguridad”.

La providencia ya se ha trasladado al propietario del inmueble de Estébanes 12-14, a los negocios beneficiados, a los Servicios de Policía Local y Movilidad, e igualmente al resto de los establecimientos del entorno, a Horeca, a Cafés y Bares, a la Asociación de Empresarios Hosteleros del Tubo y a la Comisión Municipal de Patrimonio Histórico Artístico. Una vez finalicen los trabajos, a lo largo de esta jornada de viernes, se decretará la normalidad en la zona.

“En solo tres semanas, hemos conseguido solucionar las incidencias principales de este problema sobrevenido”, ha remarcado Víctor Serrano, quien ha agradecido “el trabajo eficaz y tenaz” de los funcionarios de la Gerencia de Urbanismo, el Servicio de Inspección Urbanística y los arquitectos municipales, “porque han logrado dar una solución ágil y reducir los plazos previstos, lo que va a permitir retomar la actividad a de los hosteleros afectados y minimizar el impacto sobre sus negocios, todo ello con las garantías de seguridad exigibles y que siempre son nuestra primera ocupación y preocupación”.

Origen

Toda esta situación tiene su origen en la tarde del viernes 31 de octubre, cuando un desprendimiento en una pared trasera del edificio de Estébanes 12-14 alertó a los servicios municipales. Tras la inspección técnica de Urbanismo coordinada por tres arquitectos del servicio municipal, se decretó entonces mantener la declaración de ruina inminente del edificio, lo que llevó al cierre de un tramo de la calle, al cese de la actividad de Kenbo y su terraza El Patio del Plata, así como a la clausura de algunas terrazas de bares de la zona.

Acto seguido, el Ayuntamiento, de forma subsidiaria, comenzó las tareas de estabilización del edificio, lo que ha estado implicando el apuntalamiento completo, así como la descarga de elementos y peso de un edificio que se conforma por diferentes cuerpos y todos presentan una degradación severa, sobre todo por el tipo de materiales estructurales, compuestos en su mayoría por madera.

La primera estimación supuso que los negocios afectados tardarían un mes en recuperar la normalidad, pero se ha podido ir reduciendo el plazo conforme han avanzado los trabajos y se ha chequeado el comportamiento y estabilización del inmueble.

El edificio, de propiedad privada, está deshabitado y vacío, tiene interés arquitectónico grado B y en la inspección ya se detectaron algunos elementos (varias columnas de piedra y piezas de forjado y herrería) que, incluso con la demolición casi total al que será sometido después el inmueble, serán preservados y puestos a salvo según los protocolos de protección de Patrimonio

establecidos. La fachada, por su parte, podría mantenerse y con ese objetivo se sigue trabajando, si bien dependerá de la evolución de las tareas y de las garantías de seguridad.