El tiempo pasa para todos, aunque nos cueste aceptarlo. También para los coches. Y por mucho duelo que haga despedirse de un compañero de viaje, los cambios (de vez en cuando) no están nada mal.
O por lo menos que se lo digan a David Blasco, taxista zaragozano que hace cuatro meses decidió pasarse al coche eléctrico. Al principio, asegura que "no lo tenía nada claro", pero cada vez está más seguro de que ha sido "una gran inversión".
Ahora tiene un Tesla Model 3 con el que puede viajar de forma "cómoda y segura" por toda la ciudad. Y no solo eso, sino que económicamente ya ha notado "una diferencia enorme".
Haciendo cálculos, en comparación con lo que gastaba en gasolina con el coche tradicional -"unos 600 euros al mes"- ahora dice ahorrarse el triple de dinero. "El gasto en electricidad este mes ha sido de 180 euros... o sea, más de la mitad de ahorro", apunta.
"La comodidad"
Pero no solo son beneficios económicos, Blasco destaca "la comodidad y la experiencia de usuario" que ofrece su nuevo vehículo. "Los clientes se fijan mucho en detalles como el techo panorámico y la gran pantalla frontal, que muestra todo el tráfico gracias a las seis cámaras del coche. Es curioso, a los pasajeros les encanta", señala con humor.
Además, insiste en que "lo mejor" de esta tecnología, más allá del interés que pueda generar, es sobre todo la seguridad que aporta. "Distingue coches, autobuses y peatones, y eso se nota en la conducción", asegura.
En cuanto al mantenimiento, dice que la diferencia también es más que notable. "No tengo que cambiar aceite ni prácticamente ningún líquido, solo el del limpiaparabrisas. El mantenimiento es prácticamente cero", asegura.
Aunque reconoce que, en su caso, decidirse no fue fácil. "Estuve un año valorándolo antes de dar el paso, pero una vez que pruebas el coche y te acostumbras, no hay problema ni para la ciudad ni para viajar", asegura.
Inversión inicial
Eso sí, no todo son beneficios. Asegura que lo más difícil de todo es el desembolso inicial es importante: "Mi coche costó 37.000 euros, pero luego hay ayudas que devuelven el IVA y subvenciones del Ayuntamiento o del Gobierno por apostar por una flota eléctrica", cuenta.
Otra cuestión importante es el tema de los seguros, con tarifas que pueden triplicar las de un vehículo convencional. "Con el anterior coche pagaba 800 euros, ahora son casi 2.800 euros", apunta. Aún así, Blasco afirma que la inversión ha merecido la pena porque, lo que se ahorra en mantenimiento y gasolina, "lo compensa con creces".
