Un total de 120 personas decidieron quitarse la vida en Aragón en 2024. 15 años tenía el más joven y más de 90 el más mayor. Hombres y mujeres de cualquier perfil, porque “nadie es inmune al suicidio”. Y hasta 2.400 personas lo intentaron para aliviar su sufrimiento.
El suicidio es una realidad y una de las principales causas de muerte. La primera en personas de entre 15 y 40 años. Por ello, es necesario hablar sobre ello, darle visibilidad y concienciar a la sociedad sobre su prevención.
Con esa intención, desde este jueves 6 de noviembre en plaza Aragón, enfrente del edificio de Capitanía, los vecinos de Zaragoza podrán observar una instalación urbana para darle voz. Se trata del Proyecto Huella, impulsado por MovEnRed, Movimiento en Red contra el Suicidio, en colaboración con el Ayuntamiento de Zaragoza y la empresa Metro7.
Desde hace unos días se había colocado esta caja “misteriosa” y finalmente se ha descubierto. En su interior se colocan 120 zapatos que simbolizan las 120 vidas perdidas por suicidio en Aragón durante 2024. Son vidas, pero también historias, ausencias y mucho dolor.
Zapatos en el interior de la instalación.
La muestra estará abierta hasta el 25 de noviembre y está concebida como un escaparate urbano que invita a la reflexión bajo el lema: “Sigue dejando tu huella. No te borres”.
El acto inaugural ha contado con la participación de la alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca; la Justicia de Aragón, Concepción Gimeno; la vicerrectora de Comunidad Universitaria, María Ángeles Franco Sierra; la consejera de Políticas Sociales, Marian Orós; el director de Cáritas Diocesana en representación de A Todo Trapo, Carlos Sauras; José Bailach y Leire Rodrigo de Metro7 e Isabel Irigoyen, psiquiatra y miembro fundadora de MovEnRed.
Durante su intervención, Isabel Irigoyen ha recordado que detrás de cada par de zapatos hay una historia truncada: “Nadie es inmune al suicidio. La inmensa mayoría de estas muertes se podían haber evitado”.
Igualmente, la psiquiatra ha destacado la necesidad de romper el silencio social y hablar del suicidio con claridad para poder prevenirlo: “El silencio no ayuda, el silencio no protege, el silencio mata. Esta instalación pretende ser vista, pasan miles de personas cada día, que no se mire para otro lado”.
Acto de inauguración.
Irigoyen ha subrayado también la importancia de acompañar a los supervivientes —familiares y allegados de las personas fallecidas—, especialmente en noviembre, mes que la OMS dedica a ellos: “Debemos estar pendientes de los supervivientes, no añadir más silencio al que ya ha dejado esa persona querida. El suicidio no es culpa de nadie, pero es responsabilidad de todos”.
“Si tienes pensamientos de hacerlo, pide ayuda. Queremos que sigas transitando por la vida”, ha finalizado.
Por su parte, Natalia Chueca ha señalado que “es un drama que se ha silenciado”: “Tenemos que trabajar juntos toda la sociedad para romper tabúes, colaborar y visibilizar uno de los principales problemas que tenemos".
“Esta es la mejor forma que hemos encontrado. Simbólica y visual e impulsa a interesarse por el problema”, ha valorado de la instalación.
Con esta intervención, MovEnRed quiere trasladar el mensaje de prevención al espacio público y reforzar la idea de que hablar, acompañar y pedir ayuda puede marcar la diferencia entre vivir o morir. “Necesitamos que la sociedad se involucre, que los ciudadanos puedan sentirse cómodos y que las personas que lo intentan busquen ayuda para evitar que su vida finalice”, ha sentenciado la alcaldesa.
El Proyecto Huella cuenta con el apoyo de la Justicia de Aragón, la Universidad de Zaragoza y el Ayuntamiento de Zaragoza, además de la colaboración de Metro 7 del Colegio de Médicos, la empresa de inserción A Todo Trapo, y el soporte técnico del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos.
Asociación Paso a Paso
Ante estas situaciones es vital dar apoyo a los supervivientes al suicidio y familiares de las personas fallecidas. Así pues, María del Pilar Cervera, soy presidenta de la Asociación Paso a Paso Aragón, cuenta el origen de su grupo.
“Nace por la necesidad que tenemos los familiares de personas con enfermedad grave de no sentirnos solos, de transmitir al resto de la gente que es una enfermedad que está ahí constantemente y que no está solo la gente, que pueden ponerse en contacto con nosotros. Al poco tiempo, se suicidó una amiga y socia en el 2020 y eso hizo que nos planteáramos el crear un grupo de ayuda mutua. Fue, dentro de lo malo que es, un éxito en el sentido porque a los dos meses ya había ocho personas”.
Sobre el suicidio y su visibilidad, es algo que “sigue siendo un tema muy tabú” y que“da mucho apuro y vergüenza decirlo”.
Además, describe que son sentimientos muy “complicados de gestionar”. “Puedes estar un día bien y al día siguiente estar totalmente bajo, te da hasta miedo reírte porque dices ¿cómo puedo estar riéndome si me acaba de pasar esto? Son situaciones que solo las conocen las personas que las vivimos”, asegura.
