En plena temporada alta, la hostelería en Zaragoza vuelve a encontrarse con un viejo conocido: la dificultad para encontrar camareros. Aunque en la capital aragonesa el problema no se atenúa en comparación con otras zonas, la falta de personal se mantiene como uno de los retos más urgentes del sector.
Así lo explica Luis Femia, gerente de la asociación Cafés y Bares de Zaragoza, quien considera que estamos ante "un problema estructural y generalizado". Y no solo en Aragón, sino "en toda España".
El déficit de personal en hostelería contrasta con el crecimiento que ha vivido el sector en las últimas décadas. Según Femia, a nivel nacional el número de trabajadores en hostelería ha casi duplicado en los últimos 20 años, "pasando de unos 900.000 empleados a más de 1,8 millones". En Zaragoza y provincia, señala que actualmente hay 22.374 trabajadores por cuenta ajena en el sector.
“Pese a los discursos que hablan de precariedad, la realidad es que la hostelería ha crecido muchísimo. Es un sector que sostiene buena parte del PIB español, especialmente por su vinculación con el turismo”, apunta.
Oferta y demanda
Este crecimiento sostenido tiene un claro impacto en la demanda de personal, pero no ha venido acompañado de una oferta suficiente de trabajadores. "El problema no es que haya menos trabajo, sino que hay más empleo del que se puede cubrir", resume Femia.
Otro cambio que ha afectado a la estructura del empleo en hostelería ha sido el descenso del número de autónomos. "Muchos pequeños negocios familiares han desaparecido o se han transformado en empresas más grandes", señala.
Aunque, en los últimos meses de este año, parece ser que se está dando "un repunte tímido en la creación de nuevos autónomos". Y, pese a que todavía es pronto para sacar conclusiones, "si se mantiene en el tiempo, podría ser un indicio de revitalización del sector desde la base”, añade.
No obstante, la hostelería de la capital aragonesa parece ser que no es de las que más sufre a la hora de buscar personal durante el periodo vacacional. Según aclara Femia, cuando llega el mes de agosto "muchos establecimientos, especialmente los situados en barrios o zonas menos céntricas, optan por cerrar temporalmente".
“En los últimos años, muchos locales que no están en zonas emblemáticas cierran incluso tres semanas o un mes entero”, explica Femia. “Esto alivia la presión sobre la contratación durante agosto, aunque no resuelve el problema de fondo”.
En el centro de la ciudad, sin embargo, la hostelería se mantiene activa gracias al turismo, lo que hace que los negocios de estas zonas necesiten seguir reforzando sus plantillas, aunque con mayores dificultades para encontrar personal cualificado y disponible.
El gran foco del problema
Donde sí se acrecienta la escasez de camareros en verano es en el ámbito rural. En pueblos y pequeñas localidades de la provincia de Zaragoza, la demanda estacional de personal se dispara en verano, coincidiendo con la reapertura de bares de piscinas, restaurantes de temporada o negocios familiares que solo abren para estas fechas.
“En verano, muchos negocios que no funcionan todo el año se activan, pero no encuentran trabajadores suficientes para cubrir la demanda”, señala Femia. Un problema que se une, e incluso se incrementa, a la falta de vivienda en los pueblos.
Y... ¿por qué no hay camareros? Según Femia, la dificultad para encontrar trabajadores no es fruto del azar, sino la consecuencia de "una suma de factores que arrastra el sector desde hace años".
Entre ellos, destaca en primer lugar "el cambio de mentalidad que trajo la pandemia", que ha hecho que muchos trabajadores prioricen ahora la conciliación familiar, los fines de semana libres y unos horarios laborales más previsibles. Así, durante la crisis del COVID-19, una parte importante de los camareros y cocineros se pasaron a otros sectores.
A ello se suma la falta de relevo generacional. “Hay pocos jóvenes que quieran trabajar en hostelería”, reconoce Femia, lo que agrava la situación a medio y largo plazo.
La imagen social del sector tampoco ayuda. Muchos siguen viendo la hostelería como "un trabajo de paso, ideal para estudiantes o personas en situación transitoria", pero no como una opción profesional sólida y duradera.
“Necesitamos prestigiar el sector, mostrar que se puede desarrollar una carrera profesional en la hostelería. Es un trabajo dinámico, versátil, donde hay oportunidades reales”, defiende el gerente de Cafés y Bares.