Hasta hace apenas unas semanas, los agroagricultores de la asociación de Agricultores en Peligro de Extinción vendían sus productos frescos en el rastro de Zaragoza bajo el ir y venir constante de clientes fieles. Eran compradores habituales que, nada más llegar al rastro, paseaban con calma entre los puestos, interesándose por los distintos productos de la tierra, seleccionando frutas, verduras y otros alimentos cultivados de manera artesanal.
Ahora, sin embargo, su trabajo se ha visto truncado. Según denuncian los vendedores, tras una decisión del Ayuntamiento, han sido trasladados al otro extremo del Rastro, en una zona que describen como "sin sombra ni tránsito", donde la fruta y la verdura "se marchita al sol" y los compradores "no llegan".
"El género se estropea"
Desde la asociación aseguran que este cambio ha sido "forzado" y critican que en la nueva ubicación no cuentan con "sombra, ni condiciones mínimas" para desempeñar su labor dignamente. Los puestos, según explican, están ahora completamente expuestos al sol, lo que representa un grave problema para la conservación de sus productos frescos. "Con este calor se estropea el género enseguida", afirma la presidenta de la agrupación, Arantxa Forcadas, en declaraciones a este diario.
La noticia del traslado les llegó, según relatan, "de buenas a primeras", sin previo aviso ni espacio para el diálogo. Fue el pasado 26 de mayo cuando el Ayuntamiento les notificó que, a partir del 8 de junio, tendrían que instalar sus puestos cada domingo en la nueva ubicación. "No nos han escuchado", reclama Forcadas con frustración.
El argumento que recibieron por parte del Consistorio, según señala la agroagricultora, fue que la nueva ubicación se debe a una intención de "dinamizar el mercado". No obstante, los agricultores consideran que antes de llevar a cabo una medida tan "drástica" como su reubicación, existen otros problemas mucho más urgentes que deberían ser abordados, "como el problema de la seguridad".
Por su parte, desde el Ayuntamiento de Zaragoza explican que la decisión responde a una solicitud formal de la Junta de Representantes del Mercado Textil Ambulante, con el objetivo de revitalizar y complementar la oferta comercial del mercado dominical.
Aimismo, señalan que la instalación inicial de estos puestos agroalimentarios se remonta a un convenio piloto firmado el 28 de enero de 2022 entre el Consistorio y la Asociación ATRIA, con una vigencia de un año. Finalizado ese plazo, la permanencia de los puestos carecía de una base jurídica sólida, quedando en una situación precaria.
En respuesta al interés público y económico, y tras recibir la petición de la Junta del mercado textil, el Ayuntamiento ha considerado "imprescindible" proceder al traslado y lanzar una convocatoria pública para licitar los puestos. "Esta medida busca asegurar la legalidad del uso del espacio, proporcionar seguridad jurídica a los vendedores y permitir una regularización sin sanciones para quienes no disponen actualmente de derechos consolidados", insisten.
Además, añaden que el nuevo emplazamiento de los puestos de frutas y verduras dentro del mercadillo ha sido "estratégicamente" diseñado para generar un flujo de visitantes que dinamice el conjunto del mercado. La experiencia constata que la presencia de productos agroalimentarios incrementa notablemente el tránsito de público, lo que se traduce en un impulso directo para los puestos textiles y otros sectores presentes.
Con esta reorganización, el Ayuntamiento refuerza su apuesta por un modelo de mercado ambulante "más ordenado, atractivo y sostenible, en el que convivan y se potencien diferentes tipos de comercio". La licitación de los puestos consolidará el mercadillo dotándolo de un marco de estabilidad y legalidad que beneficiará tanto a los operadores actuales como a los futuros participantes del mercado.
Caída de las ventas
No obstante, la asociación, compuesta actualmente por cinco productores activos en el mercado, recrimina que han experimentado una fuerte caída en las ventas desde que se han trasladado al otro extremo. "Ahora solo montan dos puestos, porque antes mucha gente aprovechaba para dar una vuelta y luego, cuando volvían a los autobuses, volvían a coger lo que querían para llevárselo fresco", explica
Ahora, por su lejanía y las condiciones climatológicas, asegura que las ventas han bajado en más de un 50%. "No tiene sentido que los únicos cinco puestos de alimentación estén al sol, alejados del transporte público y sin las condiciones básicas para trabajar. La fruta se estropea en cuestión de horas", lamenta la presidenta con indignación.
Además, Forcadas asegura que han intentado, sin éxito, concertar reuniones tanto con la alcaldesa, Natalia Chueca, como con el concejal de Economía, Carlos Gimeno. "Ni nos han escuchado ni contestado. Queremos seguir siendo parte del Rastro, pero con dignidad. Solo pedimos que nos dejen trabajar", concluye con firmeza.