Zaragoza encara la recta final de la primera fase del proyecto de transformación del río Huerva, una iniciativa que busca recuperar el valor ecológico, paisajístico y social del cauce a su paso por la ciudad. Esta actuación, centrada en la mejora de la biodiversidad y en la regeneración hidromorfológica del entorno fluvial, permitirá la puesta en servicio de ocho parques distribuidos a lo largo del trazado urbano del río.
En el primer tramo se podrá disfrutar de cinco nuevos parques, mientras que en el segundo se renovarán otros tres parques con mejoras en su accesibilidad para el disfrute de los ciudadanos.
El consejero de Urbanismo, Infraestructuras, Energía y Vivienda, Víctor Serrano, ha explicado que en estos ocho parques se conservará la mayor parte del arbolado actual, algunos ejemplares de gran tamaño, y se incorporarán nuevas especies arbóreas y arbustivas seleccionadas por el Servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Zaragoza. Entre ellas se incluyen almeces, fresnos, nogales, olivos, cerezos silvestres, encinas, higueras, madroños, sabinas y tilos, entre muchas otras.
Cinco nuevos parques
En el primer tramo de intervención, comprendido entre el Puente de Blasco del Cacho y el soterramiento del río en Gran Vía, se desarrollan cinco nuevos parques que suman un total de 12.400 metros cuadrados. El primero de ellos será el Parque Sopesens, con 3.700 m² de superficie, ubicado sobre el tanque de tormentas actualmente en construcción.
Este espacio combinará áreas de recreación, descanso y circulación bien integradas en el paisaje, con un sendero principal que estructurará el recorrido interno y se complementará con caminos secundarios, bancos, arbolado y una gran área rectangular de arena para juegos.
Recreación del proyecto del río Huerva.
A continuación, aguas abajo, se encuentra el Parque Bruno Solano, de 3.370 m². Este parque ofrecerá una zona de juegos infantiles de 600 m², gradas naturales adaptadas a la topografía y accesos peatonales mejorados. También se reforzará la seguridad nocturna mediante iluminación estratégica y un diseño abierto que favorezca la visibilidad y la vigilancia natural.
El tercer espacio será el Parque Emperador, situado entre las calles Juan Pablo Bonet y Carrera del Sábado, con 2.600 m². Contará con senderos sombreados por árboles alineados, un área circular multifuncional con textura de arena, gradas curvas para encuentros al aire libre y una zona de juegos infantiles adaptada al terreno. La conexión con el entorno urbano se garantizará mediante accesos desde ambas calles colindantes.
Antes del soterramiento del río, se habilitarán dos parques más. El primero será el Parque Goya, con 2.300 m², cuya intervención se centrará en rehabilitar un espacio previamente degradado, mejorando los accesos, organizando las zonas de recreo y descanso, y equilibrando áreas pavimentadas con zonas naturales.
Frente a este, en la margen opuesta del río, estará el Parque Catalina Salazar, con 430 m². Este pequeño parque incluirá una zona infantil de 150 m², aprovechará la nueva superficie ajardinada y respetará la configuración existente. Además, se rehabilitarán dos escaleras ubicadas en la calle Martín Ruizanglada para facilitar el acceso al cauce del río, mejorando su seguridad y adaptándolas al terreno con hormigón antideslizante.
La renovación de tres parques
En el segundo tramo del proyecto, que se extiende desde la calle Miguel Servet hasta la desembocadura en el Ebro, se acometerá la renovación de tres parques ya existentes: el Parque de Villafeliche, el Parque Lineal del Huerva y la ribera del Parque Bruil. El Parque de Villafeliche, con 8.865 m², se sitúa junto a la calle Salvador Madariaga, en el antiguo canódromo, e incluye un kiosko-bar con terraza, zona de juegos infantiles y pistas de petanca. La intervención mantendrá su estructura principal, mejorando su conexión con el entorno y conservando la diversidad arbórea existente.
Recreación del proyecto.
El Parque Lineal del Huerva, de 36.606 m², se encuentra paralelo al Camino de las Torres y sufría una notable carencia de accesos. El proyecto contempla la creación de nuevos puntos de entrada desde esta vía, así como la rehabilitación de la rampa de la calle Echegaray y Caballero, y la construcción de una nueva escalera para mejorar la conexión con la ribera en una zona actualmente alejada de otros accesos.
Por último, en el margen opuesto del río, se actuará sobre la ribera del Parque Bruil, uno de los más extensos de Zaragoza, con 33.420 m². Este espacio, ubicado en el Casco Histórico, cuenta con amplias zonas de césped, arbolado de gran tamaño, pistas deportivas y áreas infantiles. La actuación se centrará en hacer más accesible su ribera y mejorar su integración con el río, respetando el valor social y ambiental del parque.
Segunda fase del proyecto
Después del verano dará comienzo la segunda fase del proyecto, con una inversión global prevista de más de 24 millones de euros (IVA incluido). Esta nueva etapa se dividirá en dos tramos. El primero, entre el Puente Blasco del Cacho y Gran Vía, tendrá una longitud de 1,2 kilómetros, un presupuesto de 16 millones de euros y un plazo de ejecución de 15 meses. Este tramo se encuentra especialmente degradado, con un cauce encajado entre edificaciones y taludes verticales, por lo que las obras buscarán mejorar la accesibilidad e integrar el río con el entorno urbano.
El segundo tramo, entre la calle Miguel Servet y la desembocadura en el Ebro, abarca 1,3 kilómetros y contará con una inversión de más de 8 millones de euros y un plazo de ejecución de 8 meses. Ambas fases están financiadas en parte por cerca de 5 millones de euros procedentes de convocatorias de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica, en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia financiado por la Unión Europea – NextGenerationEU.
A esta cantidad se suma la aportación de hasta 20 millones de euros por parte del Gobierno de Aragón, comprometido con el desarrollo integral del proyecto a través de acuerdos con el Ayuntamiento de Zaragoza.