Zaragoza
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Recibe millones de visitantes al año y, para muchos, es más que un templo, pero ni siquiera la basílica del Pilar, emblema de Zaragoza y de Aragón, se libra de los achaques de la edad. Los desprendimientos de cascotes de sus torres en los últimos años son un ejemplo, aunque no el único. También convendría actuar en su cubierta central y sus capillas. Por ello, la Iglesia prepara un ambicioso plan con horizonte 2040 que irá mucho más allá de restauraciones puntuales.

Que se haya fijado 2040 como objetivo tiene un porqué. Dentro de 15 años se conmemorará el bimilenario de la venida de la Virgen, un acontecimiento para el que el Cabildo quiere tener al Pilar en perfecto estado de revista.

Este "gran proyecto a largo plazo" incluirá diferentes líneas de actuación centradas en la conservación del templo. Según explica el portavoz del Cabildo, José Antonio Calvo, está contemplado crear un plan director para avanzar "no solo en la restauración del edificio", sino en su conservación.

Varias torres de la basílica permanecen valladas por precaución en la actualidad. E. E.

"Para nosotros, la restauración de las torres es el primer paso. El siguiente punto de intervención será la cúpula central. Tiene más de 152 años y probablemente no haya tenido ninguna intervención de envergadura", señala.

Su figura de referencia será el arquitecto Javier Ibargüen, al frente del proyecto que blindará las cuatro torres los próximos 75 años y las protegerá contra las palomas apostando por unas mallas metálicas que ya usan monumentos como La Giralda de Sevilla.

El propio Ibargüen aseguraba este jueves que aunque la basílica presenta una "magnífica imagen" exterior, sus 'tripas' tienen "un buen número de problemas" que hay que resolver "poco a poco". "Por ejemplo, en los niveles superiores e intermedios hay espacios obsoletos y que están inutilizados o en mal estado. Hablamos de antiguas viviendas, almacenes... Todas estas cuestiones habría que ponerlas en orden", explicaba.

En el caso concreto de la cubierta de la cúpula central, los problemas son "importantes" y se concentran en el recubrimiento exterior y los revestimientos interiores, que "se están desprendiendo en algunos puntos". "No afecta al público, porque cualquier cosa que cae lo hace en la cubierta, pero hay que tratarlo. También hay que revisar las criptas y la iluminación interior del Pilar", indica.

De acuerdo con Ibargüen, la basílica cuenta con planimetrías antiguas que convendría actualizar "con la actual tecnología" para poder efectuar un análisis "lo más realista y completo posible" del conjunto del templo.

Hasta ahora, como ocurrirá con la primera fase de la restauración de las torres, centrada en las de Santiago y Nuestra Señora del Pilar, el Cabildo ha financiado las principales actuaciones con fondos propios.

Ha sido así con la capilla de San Pedro Arbués o la de San Lorenzo, mientras que en otras, como la de San Juan, han intervenido familias y empresas. En estos momentos, la atención se centra en restaurar la de San Joaquín. "Estamos ya en el estudio preliminar, y seguiremos con la de Santiago el Mayor", avanza Calvo.

En cuanto a las torres, que requerirán de aproximadamente cuatro millones de euros, desde el Cabildo aseguran estar abiertos a recibir colaboración de instituciones públicas, empresas y fundaciones, unas aportaciones que marcaron anteriores restauraciones.