Zaragoza
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Cada vez más personas eligen despedir el año en una casa rural, buscando aire fresco, desconexión y una manera diferente de celebrar el cambio de calendario. Lo que empezó como una alternativa improvisada se ha convertido en una tendencia consolidada: la Nochevieja entre montañas, campos y chimeneas encendidas promete calma, naturaleza y un descanso del ritmo acelerado que marca el final del año.

Así, el Pirineo se consolida como uno de los lugares idílicos para pasar la Nochevieja, ya sea en grandes grupos o en familia más reducida.

Raquel gestiona cinco casas rurales, bajo el nombre 'La Esencia', en distintos puntos de la provincia de Huesca, desde Aínsa y Boltaña hasta San Lorién, un pequeño núcleo bajo la Peña Montañesa y su ermita románica dedicada a San Lorenzo.

El atractivo de estas zonas, con Aínsa como uno de los pueblos más bonitos de España, hace que prácticamente tengan reservas durante todo el año, aunque este fin de año tienen ya colgado desde hace semanas -e incluso meses- el cartel de ‘completo’.

Casa rural en el Pirineo oscense

“Hay gente que lo reserva ya pasado el verano, o como muy tarde a dos meses vista, aunque cada año va variando. Sí se suele reservar con bastante antelación”, cuenta Raquel.

Y eso que, para el Pirineo, estos meses son considerados temporada alta, y los precios podrían subir entre un 30 y 40%, según cuenta esta propietaria.

“Suele venir gente con familias, que aprovechan para visitar el Pirineo y hacer excursiones. También vienen grupos de amigos. La gente quiere evadirse y alejarse de la masificación”, remarca Raquel.

Rozando el lleno en toda la Comunidad

Mientras, el resto del territorio también aspira a colgar el cartel de completo para celebrar el fin de año en una casa rural. A principios de esta semana se tenía una previsión del 70%, si bien, con las llamadas de última hora, los propietarios creen que se podrá llegar al 90%.

Los puntos donde más afluencia de visitantes se espera para dar la bienvenida al 2026 son los alrededores de las pistas de esquí, tanto en Huesca como el Teruel, a falta de un último empujón de nieve que acerque a más visitantes.

“Cada vez hay más interés y ya no son solo grandes grupos, que también los hay, sino parejas o familias con niños que vienen a disfrutar de Aragón. Tenemos mucha gente del País Vasco, Cataluña, Madrid o Comunidad Valenciana”, subraya Sara Ros, presidenta de la Asociación Aragonesa de Turismo Rural (Faratur).

De hecho, inciden desde el sector, hay gente tan previsora que incluso reservan ya a principios de año. “En algunas casas dejan preparado el cotillón y todo. Hay un grupo de vascos que vienen bastante y le dejan preparado todo para cuando lleguen los 15 o 20 que son”, apunta Ros.