Nueve piezas robadas, joyas de valor incalculable que pertenecieron a diferentes reinas y un atraco de película es lo que ha sucedido en el museo del Louvre de París. Esto abre la incógnita de qué ocurriría si fuese un cuadro de Goya, un mosaico romano o una escultura de Pablo Gargallo, obras custodiadas en los museos de Zaragoza.
El Ayuntamiento de Zaragoza gestiona los 'Museos de la Ruta de Cesaragusta' y el museo Pablo Gargallo. En estos espacios se conservan algunas de las obras más valiosas del patrimonio aragonés, y por eso, su seguridad es un factor clave.
Desde el Consistorio aseguran que en los museos municipales existen varios niveles de protección de los bienes patrimoniales.
Sistemas de seguridad
Así, para preservar su seguridad se establecen barreras físicas. Estas se concentran en los sistemas de cierre de los diferentes espacios. A ello se le suma la grabación de imágenes mediante cámaras de seguridad, las cuales permiten conocer minuto a minuto lo que pasa con exactitud dentro de las salas y el perímetro de las instalaciones.
Otro pilar esencial de la seguridad pasa por el sistema antiintrusión con detectores infrarrojos y una alarma conectada a la central. Este conformaría un papel importante ya que se encarga de detectar si alguien está entrando en una sala sin autorización o fuera de hora.
No son los únicos sensores. Algunas obras o salas también instalan diversos detectores específicos para cada pieza conectados a una señal acústica que daría la voz de alarma si alguien intentara sustraerla.
Más protección
Por su parte, el departamento de Cultura del Gobierno de Aragón explica que existe un comité dedicado a seguridad en el Consejo Internacional de Museos (ICOM) que especifica que el responsable de la seguridad en un museo es su director.
De esta forma, cada centro dispone de recursos humanos y materiales adecuados para garantizar su seguridad. Entre los recursos humanos, se cuenta con el personal propio o contratado: "Es muy importante que el personal del museo dedicado a seguridad esté formado en temas de seguridad", remarcan.
Mientras, en el caso del personal contratado de empresas externas debe "ser consciente de que trabaja en un museo, donde se custodia el patrimonio cultural, y tenga formación específica para el desempeño de esos puestos".
No es lo único ya que la seguridad se encuentra reforzada también por lo denominado "seguridad pasiva" conformado por cámaras, grabadores, volumétricos, magnéticos para la apertura en ventanas y puertas. Todo ello debe estar en "perfecto estado operativo" para salvaguardar las piezas de valor que albergan dentro de las instalaciones.
Además, hay protocolos en seguridad que son revisados de manera periódica. En cada museo está el manual de autoprotección, donde aparecen reflejadas cuestiones relativas a la seguridad del centro.
Todo ello queda reforzado con la colaboración de la Policía Nacional. La Unidad Adscrita asesora en cuestiones de seguridad para conocer su visión profesional, y es una ayuda "muy relevante" a la hora de revisar protocolos y establecer sistemas de seguridad.
Aragón, sin robos registrados
Con lo sucedido en el Louvre, parece más "fácil" realizar un robo, aunque desde el Ejecutivo aragonés aseguran que "no se recuerda ningún robo en los museos aragoneses que dependen del Gobierno de Aragón".
Personas en un museo.
Aun así, si ese suceso llegara a producirse, el procedimiento está establecido. El director del museo debería presentar una denuncia a la Policía Nacional y, en función de las indicaciones, se tomarían las medidas oportunas para la investigación.
Incluso los sistemas más avanzados pueden ser vulnerables, y por eso, es muy importante revisarlos, ya que detrás de cada cuadro, escultura o lienzo, hay una historia que no se puede reescribir.
