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La búsqueda del joven montañero estadounidense Cole Henderson, de solo 27 años,tuvo este viernes un triste final. La Guardia Civil y la Unidad Militar de Emergencias (UME) localizaron su cuerpo en una zona de difícil acceso y de unos 200 metros de caída en la cara norte de Monte Perdido cuando estaba a punto de cumplirse un mes de su desaparición.

Su mochila fue clave para localizarlo. Lo cuenta el capitán José Manuel Mora González, jefe de los Grupos de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) de Aragón y Navarra. “La vimos a lo lejos y enseguida pensamos en que podía corresponderse con la de la persona desaparecida”, relataba minutos después de confirmarse el hallazgo.

A Cole se le llegó a buscar en pozas, barrancos, rimayas… Sus padres también habían llegado a estar un par de semanas sobre el terreno, aunque ahora habían vuelto a su país.

Finalmente se le encontró en una zona “totalmente inaccesible” en la que la piedra era “demasiado lisa” como para poder llegar y ver si junto a la mochila había o no un cuerpo.

Sobre las 15.15, la Unidad Aérea de Benasque pudo acercarse en helicóptero. “Por las características de la ropa que llevaba, podía coincidir a falta de una identificación plena”, completaba Mora.

Así fue el rescate del cuerpo de Cole Henderson tras un mes desaparecido

¿Y qué pudo pasarle a Cole Henderson para acabar en una zona de tan difícil acceso? Esa es ahora la gran pregunta. Por el momento hay varias teorías e hipótesis, pero son solo eso. “Puede ser que estuviera cresteando por la zona norte de Monte Perdido. No sabemos la fecha exacta en que murió, pero sí que entre el 10 y el 11 de julio hubo una dana en la zona que descargó una gran cantidad de granizo. Quizá se desorientó, resbaló en alguna roca y cayó esos 200 metros”, señala el jefe del Greim.

El operativo

El operativo de búsqueda -en el que han llegado a trabajar cerca de medio centenar de efectivos de la Guardia Civil y la UME- mantenía abiertas “varias hipótesis”, lo que obligaba a ir descartando “una a una”.

En las últimas horas, la búsqueda se había potenciado en la zona norte de Monte Perdido, donde finalmente se encontró el cuerpo, y el entorno del balcón de Pineta. “Hay una gran cantidad de grietas y rimayas y está todo el glaciar”, contaba Mora.

Al ser una zona “inaccesible” para cualquier persona hubo que recurrir a especialistas. “El resto de senderos los habíamos revisado cientos y cientos de veces. Además, conocemos a muchos civiles que suben y bajan a diario por todo Ordesa. Son zonas muy transitadas”, explicaba poco antes del hallazgo.

Con cada nueva hipótesis se organizaba un nuevo plan de acción. La superficie en la que se centraban en estas últimas horas era la zona más abrupta y difícil. De hecho, para moverse por ella se necesitaba material técnico como piolets y crampones.

La principal dificultad, no obstante, seguía siendo la gran extensión del terreno. “Hay puntos en los que hay que andar utilizando cuerdas para poder bajar por las diferentes grietas y rimayas. Esto hace que el trabajo haya resultado especialmente lento y laborioso”, agregaba.

En estas semanas, los especialistas de montaña han hecho 250 ‘tracks’. Es decir, 250 rutas buscando a Cole, cuya desaparición llegó a salir, incluso, en la CNN y en The New York Times. “Habíamos peinado todo Ordesa, pero su inmensidad hacía imposible mirar centímetro a centímetro. Hay zonas inaccesibles en las que necesitarías dos vidas para poder llegar”, subrayaba.

El operativo ha ido marcando todas esas rutas día a día. También había incorporado los ‘tracks’ de civiles para hacer mapas ‘de calor’ con los sitios por los que ya habían pasado.

El número de efectivos cambiaba prácticamente cada día en función de la climatología, los agentes disponibles, la zona de búsqueda o las capacidades técnicas de cada especialista. Este viernes eran entre 40 y 45, cifra a la que había que sumar tres perros especializados en la búsqueda de cadáveres, drones y tres helicópteros.

Tras un mes sin pistas sobre Cole se temía que el dispositivo no diera sus frutos. No obstante, el capitán Mora aclara que en ningún momento se puso fecha límite, y que la intención era seguir buscándole hasta que se hubiese revisado “todo lo que estaba pendiente de revisar”.

“La búsqueda, en todo caso, no hubiera cesado, sino que se hubiera hecho de otra forma. Se habría centrado más en unidades cuya demarcación fuera Ordesa. Es lo que solemos hacer con cada desaparecido”, apuntaba.

En estos casos se marca en el plano todo lo que se quiere cubrir y es una vez que se pasa por cada zona “en al menos dos ocasiones” cuando se empieza a reducir el número de efectivos. Ha de tenerse en cuenta que “estamos en agosto, en pleno auge de rescates” y que el trabajo, como dice el jefe del Greim de Aragón y Navarra, “no para”.

Desde el minuto uno, todos los componentes del área de montaña de Aragón y Navarra han participado en el operativo, un esfuerzo al que, con la ayuda de la UME, ha hecho que hubiese “muchos profesionales de la montaña” trabajando con un mismo fin.