Conocido es por todos los viajes Erasmus de los universitarios en los que disfrutan de unos meses su estancia en otro país mientras estudian y conocen mundo. Sin embargo, no es la única oportunidad para poder gozar de esta experiencia ya que el Erasmus no tiene límite de edad.
Sino que se lo digan a Begoña Gómez y Augusto Migliaccio, de 71 y 76 años, que vivieron el pasado mayo su experiencia Erasmus particular en Italia. “Cuando nos lo propusieron parecía una locura”, afirma esta pareja de jubilados que disfruta de buena salud y aprovecharon para salir a disfrutar y conocer mundo.
Eso es posible gracias a las becas Erasmus que concede la Unión Europea a los Centros Públicos de Personas Adultas (CPEPA). Estos centros ofertan tanto formación para preparación pra las pruebas de grado medio y superior, como cursos de informática, memoria e idiomas.
Por este último, un curso de italiano cursado en el CPEPA Alfindén es lo que les dio la oportunidad de conocer Correggio, municipio italiano. Aunque los Erasmus más conocidos tienen estancias de 4 meses u 8, en este caso se trató de una semana inmersiva en la cultura italiana. Así, se embarcaron a la aventura diez alumnos y dos profesores con una diversidad de edades que iba desde los 20 a los 80 años.
En el caso de esta pareja lleva ya tres cursos de italiano en el centro de La Puebla de Alfindén. Por parte de Begoña, la idea de apuntarse vino por conocer el idioma ya que le pareció “fácil” y le gustaba poder hablar en italiano. Su marido la razón le corría por las venas, ya que tiene ascendencia italiana.
Así, cuando se les presentó la oportunidad de poder vivir esta experiencia no dudaron: “Nos apuntamos nada más que nos lo dijeron me dije que hay que aceptar todo, probarlo todo y no echarse atrás”, confiesa Begoña.
Begoña y Augusto en su visita a Parma
Por su parte, a Augusto le motivó salirse del “turismo clásico”: “Permitía conocer gente en su estado natural y todo lo demás. Me encantó y realmente quedé muy satisfecho con la experiencia”.
Si bien Begoña comenzó el viaje algo “nerviosa”, como ella misma reconoce. No fue por conocer mundo, sino por miedo a no saber relacionarse de manera fluida: “Yo lo escucho y leo y lo entiendo todo, pero me cuesta mucho hablar. Los nervios venían de la comunicación que tenía que tener. Me fui relajando, cogiendo confianza y ya me lancé a hablar”, cuenta contenta.
A lo que añade su marido que este viaje le hizo recordar un idioma de su niñez: “Retomé un idioma que sabía antes y fluyó de manera muy fácil”.
El viaje consistió en días intensos en los que visitaron la cultura y la gastronomía de Parma y Bolonia. El tipo de Erasmus en el que se concertó también implicaba la visita de centros educativos de adultos italianos para conocer cómo trabajaban: “Tuvimos una buenísima acogida por los profesores y alumnos que estaban”, reconocen.
Aunque no fue un Erasmus al uso porque estuvieron solo una semana, pudieron sacar a relucir su italiano: “Aprendes modismos, formas, cómo se piden las cosas, cómo te ofrecen. Muy bien, a mí me gustó la naturalidad que se nos presentó con el idioma”, valoran.
Y es que para ellos lo mejor de la experiencia fue con quienes lo compartieron. “Todo el compañerismo que tuvimos en todo momento con la gente de aquí y de allí fue muy bueno, todo muy abierto y en confianza”, recalcan.
Este Erasmus fue una lucha por parte del centro de adultos ya que a la segunda fue la vencida. “Lo pedimos el curso pasado pero no nos concedieron la ayuda económica y se nos presentó la oportunidad este año”, explica Sergio Artal, profesor de italiano y secretario del CPEPA Alfindén.
De este modo, al estar dentro del programa, pudieron recibir a un grupo de Erasmus del CPIA Reggio Nord el año pasado que acudió a conocer el trabajo y metodología que utilizaban: “Quedó tan buena relación que nos permitió devolver la visita de vuelta”, señala.
Aunque esta no es la única modalidad de Erasmus que se les presenta a estos centros, porque también se puede realizar cursos para profesores en el extranjero o visitas como profesor a los centros para conocer la metodología.
Este mismo centro ha podido disfrutar del Erasmus no solo en Italia, sino también en Alemania, y una profesora fue a realizar un curso de inglés.
Estas oportunidades para los centros suponen grandes oportunidades, no solo lingüísticas sino también de conexiones humanas: “Al final es muy satisfactorio ver grupos tan diferentes con edades diversas cómo se desenvuelven y comparten experiencias”, finaliza.