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Carlos Sampériz, alcalde de Grañén, subraya el papel clave de la educación para sostener la vida en el medio rural y combatir la despoblación. En el foro organizado por EL ESPAÑOL DE ARAGÓN, el primer edil destaca la capacidad transformadora de la enseñanza, desde la escuela infantil hasta la formación profesional, como motor de cohesión territorial.

El municipio ha sido capaz de construir día a día un modelo educativo adaptado a su escala y sus necesidades. “Invertimos de forma constante en la escuela primaria porque es una de las cosas más gratificantes que hacemos como administración”, afirma.

Los alcaldes, contundentes con la formación: "Tenemos derecho a tener una educación de calidad más allá del instituto"

El alcalde celebra la implantación de un nuevo ciclo de Formación Profesional en Farmacia y Parafarmacia, que arranca en Grañén con el respaldo del Gobierno de Aragón. “Solo había uno público en Zaragoza y otro en Teruel. Que ahora lo tengamos aquí demuestra que se puede confiar en el medio rural cuando se trabaja con rigor y visión”, explica.

Aunque la falta de presupuesto por parte del Gobierno de Aragón no ayuda, el regidor resalta que desde el Ayuntamiento se van a poner “todos los recursos” para que la nueva FP pueda arrancar a la mayor brevedad.

Sampériz insiste en que esta formación no solo atrae alumnado, sino que genera una inercia positiva para la economía local y podría incluso atraer inversiones del sector farmacéutico.

En cuanto al reto de la despoblación, se muestra claro: “Quienes se van para aprender siempre regresan a casa, y lo hacen con lo aprendido para beneficiar a su comunidad”.

También insiste en que no se puede depender únicamente de la voluntad individual. “La clave está en tener buenas conexiones, ferroviarias y por carretera, para que quien quiera seguir viviendo en su pueblo pueda desplazarse con facilidad a trabajar o estudiar”, dice. Esto es básico para combatir la “lenta sangría” poblacional, que amenaza a buena parte del territorio.

Él, que lleva prácticamente 16 años al frente del Consistorio, asegura haber intentado hacer “un millón de cosas” para revertir la situación y promete “seguir trabajando en ello”.

El alcalde no entiende que en Grañén, Zaragoza y Huesca se pague el mismo IVA y el mismo impuesto de actos jurídicos cuando no existen las mismas oportunidades. “Hace falta una política económica que entienda esta desigualdad estructural”, asegura.

Por ello, apela a la responsabilidad colectiva y a las administraciones para repensar el modelo de desarrollo y saber ver las oportunidades. “La educación no puede quedarse en las capitales. Formar para quedarse, no solo para exportar talento, tiene que ser una prioridad”.