Las tormentas del pasado 13 de junio dejaron importantes daños en una docena de localidades de las provincias de Zaragoza y Teruel. La fuerza del agua destrozó infraestructuras clave como el centro de salud de Azuara o redes de abastecimiento, junto a daños en el casco urbano de Letux o en puentes y accesos a los municipios.
Estos efectos de la riada también se han dejado notar en los campos, dejando cuantiosas pérdidas para agricultores y ganaderos. Es el caso de Julio Lozano, que tenía una plantación de nogales de 16 hectáreas en Azuara que ha quedado destrozada tras el paso del agua.
El dolor era todavía mayúsculo, ya que Julio había pasado siete años cuidando y cultivando este campo para que comenzara a dar sus frutos. “Estaban ya empezando a producir para sacar dinero, y se me ha perdido. Está todo inundado. Era una desolación”, cuenta, aún afectado por todo lo ocurrido.
Durante este tiempo, Julio había invertido unos 200.000 euros y era este año cuando por fin podía comenzar a recolectar, ya que un nogal tarda entre cinco y siete años en producir nueces de forma comercialmente viable. “Son siete años de trabajo que no han producido. El árbol todavía está en desarrollo y es pequeñito”, explica.
Campo de nogales arrasado por la tormenta
La crecida del río Cámaras dejó anegada casi la totalidad de la finca en la que Julio cultivaba los nogales. Solo sobrevivió una pequeña parte de árboles, si bien acabarán perdiéndose por el estado del regadío. “Han quedado unos pocos nogales en una zona que está más alta, pero no puedo regar y se van a secar. Se ha inundado el pozo del agua y la bomba está rota. En la caseta había dos metros de agua. Está todo perdido”, lamenta.
Por suerte, tenía los campos asegurados y está a la espera de conocer las cuantías que se van a abonar por este siniestro, aunque duda de que realmente pueda recibir una indemnización suficiente como para cubrir todo el dinero que había invertido. “Me dijeron que se iban a pagar unos cinco euros/árbol, cuando yo los compré por 17. Si me dan cinco euros por un árbol después de siete años de trabajo, es una propina. No me dan nada”, critica.
Caseta de campo arrasada por la tormenta
Esta catástrofe, además, le ha pillado en un momento complicado en cuanto a su futuro, ya que, con 54 años, es consciente de que no puede volver a plantar nogales. “Si tengo que esperar dos o tres años a poner la finca en condiciones y plantar y otros siete a que produzcan, me voy a ir casi a la jubilación cuando empiecen a producir. No puedo plantar nogales con 54 años”, zanja.
La tormenta le pilló a Julio en una gasolinera, y tuvo que acudir rápidamente a ayudar en el rescate de un amigo parapléjico al que el agua le sorprendió en la cama. “Teníamos que ir a buscarle como sea. Entramos con un tractor por un camino que conocemos los del pueblo. Gracias a Dios, flotó el canapé y se salvó”, recuerda.