El medio rural se ha convertido en un puerto seguro para los inmigrantes que llegan a Aragón. En los últimos cinco años han pasado cerca de 10.000 en municipios de la comunidad amparados por Accem.

De esta forma, los pueblos aragoneses se han convertido en trampolín de oportunidades. La ONG trabaja codo con codo con los municipios desde 2015 al considerarlo "una oportunidad para las personas refugiadas".

"El mundo rural es tranquilo y acogedor. Existen lazos de vecindad y red de apoyo que se han perdido en las ciudades", explica Julia Ortega, responsable territorial de Accem en Aragón.

En esta misma línea, subraya que a pesar de la escasez de vivienda en el mundo rural, en este entorno conviven con "mucha menos discriminación" en el acceso a la misma donde en la ciudad los refugiados se encuentran con "muchísima".

De este modo, la ONG ha intervenido en 34 municipios, 32 en medio rural. Aunque si bien matiza: "No es la solución a la despoblación, puede ser un apoyo y ayuda, pero tiene que haber medidas".

Desde entonces han acogido a un perfil mayoritario de entre 18 y 34 años, que representan alrededor del 40% de sus intervenciones. En su mayoría son solicitantes de asilo de protección internacional. Las principales nacionalidades con las que tienen contacto son Colombia, Venezuela, Marruecos, Malí, Senegal y Ucrania.

Aunque señalan que los usuarios van cambiando según "las necesidades del momento". En el caso de Burbáguena, donde trabajan desde 2017, este ha ido evolucionando a lo largo del tiempo ya que se comenzó acogiendo a hombres subsaharianos y magrebíes que luego cambió a un perfil más de grupos familiares.

El municipio turolense es un ejemplo de "éxito" al lograr que "entre las dos comunidades sean prácticamente una". A lo largo de los años que llevan trabajando en la zona han acogido a alrededor de 1.000 personas, en los que cerca de 100 se han quedado a residir en la zona de manera independiente al encontrar trabajo.

Una situación que se repite en Mora de Rubielos a pesar del ruido generado cuando acogieron a 110 inmigrantes subsaharianos procedentes de Malí en septiembre de 2024 en el que se cuestionaron la peligrosidad de dicha acogida.

"Ha habido total convivencia, el pueblo estaba expectante por el ruido de alrededor, pero se cuidaron los detalles y se habló con el ayuntamiento en cuanto se tuvo confirmación de su llegada", detalla como se produjeron los primeros momentos.

Así, los vecinos "se abrieron" a su inclusión ofreciendo recursos de materiales, instalaciones y trabajo que ha dado "resultados muy buenos". "La Confederación de Empresarios enseguida se puso en contacto con nosotros al necesitar mano de obra para articular la incorporación laboral de aquellas personas", señala.

Al tratar todos ellos de solicitantes de asilo, desde que se completó los trámites entre noviembre y diciembre muchos comenzaron a conformar su vida laboral en la zona. Desde el principio se trabajó en el idioma, mediante cursos, y preparando sus salidas laborales. Tras todo el tiempo transcurrido, "bastantes personas" se han incorporado al entorno laboral.

Ante cierta explotación laboral en cuanto a las fincas agrarias, desde Accem miran al detalle todo el proceso de contratación. Este sector conforma la mayor oferta de empleo donde muchos han encontrado puestos en la agricultura, en plantas de tratamiento de animales como mataderos.

Aunque bien señalan que "el mundo rural es mucho más que la agricultura". De este modo, muchos de los acogidos forman parte de las plantillas de plataformas logísticas como la de Calamocha o en el sector servicios en la residencia de ancianos de Burbáguena.

En Aragón, casi 3.000 personas han sido atendidas en el Sistema de Acogida de Protección Internacional. En concreto, en los primeros seis meses del año, se han acogido a 2.839 en la comunidad aragonesa, según datos del Informe sobre el sistema de protección internacional en España del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. A nivel nacional, se han atendido a 49.691 personas.