El tuit de Joao Morais sobre los Little Congans.

El tuit de Joao Morais sobre los Little Congans. @_JoaoMorais Twitter

La Jungla / Social CONGUITOS

La aventura del galés que entró en un súper de Avilés y descubrió que en España todo es racista

En la Jungla. "No pretendo ser un paria anti-conguitos" - explica Joao Morais. "Solo quiero ilustrar las diferencias culturales y hacer reír"

18 enero, 2017 14:40

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Entrar a hacer la compra a un colmado puede convertirse en una exótica aventura preñada de descubrimientos, como le ocurrió a Joao Morais a su paso por Avilés el pasado noviembre. La apreciación de los bajos precios de la cerveza en España le animó a seguir fotografiando y compartiendo para sus seguidores los productos que encontraba en los estantes. Su hallazgo de un paquete de Conguitos y su posterior reacción le han convertido, casi dos meses después y para su total sorpresa, en el hombre del momento.

"¿Qué demonios...? Hay una extraña marca racista de chocolates en España llamada 'pequeños congoleses" - tuiteaba exhibiendo su trofeo. El retrato caricaturesco de una persona negra asociando su color de piel al "chocolate" y con rasgos como los enormes labios rojos es considerado enormemente ofensivo para los británicos, una sociedad en la que las tensiones raciales, fruto de la inmigración secular de las antiguas colonias a la metrópoli, hacen que su percepción de la xenofobia sea más aguda.

La propia genealogía de este doctorando en Escritura Creativa es fruto de este mestizaje. "Mi familia paterna procede de Cabo Verde" - cuenta Joao a EL ESPAÑOL. "Vivimos en un barrio de Cardiff conocido como 'Tiger Bay', que fue una de las primeras comunidades multiculturales del Reino Unido". A Morais le esperaba otro motivo de asombro al salir del Alimerka, la pancarta de una farmacia. Su paso por Asturias para visitar a su hermana, estudiante de español, coincidía con el Black Friday, y la botica se subía al carro con la efigie del presidente saliente de EEUU. "Otra que me hizo enarcar las cejas: usar a Obama para publicitar el Black Friday porque, ya sabes... es negro".

Y ahí quedaba la cosa: Joao hizo botellón, se hizo la foto de rigor con la estatua de Woody Allen en Oviedo, aprendió el truco para que las servilletas de los bares españoles insulten al comensal y se maravilló con la sidrería Cheff Fidel. El tuit de los Conguitos quedaba en el olvido... hasta hace unos días, cuando captó la atención de los tuiteros. "Mi móvil se ha vuelto loco. Los españoles no paran de retuitearlo. Mi madre se cree que soy un camello" - bromeaba.

 

 

La historia de cómo ha aflorado ahora es novelesca en sí misma. "Hasta dónde yo sé, alguien buscó la palabra "España" en Twitter. Vieron mi tuit de los Conguitos y lo retuitearon. Uno de sus seguidores es muy popular en Tumblr, lo retuiteó, y tuvo un montón de éxito. Después lo movieron entre la comunidad de gamers, y de ahí la de cosplayers. Para entonces ya estaba recibiendo retuits en masa y había desarrollado una vida propia".

"La mayoría de las reacciones han sido fantásticas. Me da mucha alegría que tanta gente lo esté leyendo y riéndose conmigo". Efectivamente, docenas de tuiteros españoles se ofrecían a completar para él el catálogo de racismo en las marcas y tradiciones castizas, desde el "negrito del África tropical" del Cola-Cao a los baltasares tiznados de las cabalgatas de Reyes. Joao ha contestado diligentemente a las muestras con un amplio repertorio de imágenes y gifs dentro del rango del estupor.

No todo el mundo ha reaccionado sin embargo con el mismo sentido del humor. La denuncia del cartel del Black Friday, en concreto, le ha llevado a una discusión con usuarios españoles que le reprochan no haber entendido que la referencia a Barack Obama no es por su 'negritud' - peinado 'afro' incluido - sino porque abandona la Casa Blanca. Una interpretación cogida por los pelos, a ojos de un británico.

"No esperaba ver a la raza negra representada de esta manera" - explica Joao. "Mi shock era genuino. Pero mis tuits estaban escritos en tono desenfadado. Lo hice para ilustrar la diferencia entre las normas culturales a las que estoy acostumbrado y las que estaba experimentando al visitar por primera vez España. Pensé que a mis seguidores, que son mayoritariamente progresistas, les interesaría. Un anuncio como el de Obama habría ocupado portadas en el Reino Unido y, probablemente, había terminado censurado por las autoridades"

"De haber sabido que iba a prender la mecha de un polvorín, no habría publicado el tuit. Dicho esto, muchos usuarios me han demostrado que a los españoles les interesa saber cómo les ven desde otros países" - añade. "Las reacciones negativas han sido la minoría, y en esos casos intento explicar que solo quería expresar una reacción honesta ante algo que en mi país no se hace. No sabía que los Conguitos eran una marca conocida que fuera a interesar a nadie, y no tengo interés en convertirme en paria del movimiento anticonguitos".

"Hola Colón, soy Copérnico"

No sólo hay hueco para la denuncia entre los tuits de Joao: su expedición al Alimarket le trajo como botín una serie de encantadores momentos 'lost in translation'. Se pregunta por qué alguien llamaría "Colón" a un detergente en honor de uno de nuestros órganos menos nobles, por qué hay gominolas de bebidas alcohólicas o por qué en la cocina tenemos 'papel de culo' ("ass"). Los serviciales tuiteros no han dejado de informarle en las últimas horas de que en su próxima visita a España podría degustar "conservas Potorro" o usar "Chilly" en lo más intimo.

 

"Mi modo por defecto en Twitter es el de reírme de mí mismo. Mucha gente no entiende que me estoy haciendo el tonto. Me ha divertido muchísimo ver cuántos se han tomado en serio el tuit sobre Colón. Incluso hay quien se ha tomado la molestia de explicarme mi propio chiste" - confiesa Joao con buen humor. "Creo que eso demuestra lo pueril de mis bromas".

Lo que sí ha necesitado es que alguien le explicase por qué su broma sobre los detergentes Colón estaba provocando tantas réplicas de presuntos Copérnicos, en referencia al ya famoso episodio viral de Álvaro Ojeda durante la cabalgata de Reyes de Madrid. Una historia a la que el galés ha dedicado la misma curiosidad, respeto y paciencia que al resto de interacciones que le ha brindado su inesperada, pero bien recibida, fama viral.