El sintagma "nueva política" es un excelente reclamo comercial. Lo de nuevo, y esto vale también para el periodismo, es como bio, omega3 o plus: una etiqueta publicitaria tan vacía como efectiva. Tanto Pablo Iglesias, cuya mercancía ideológica nos retrotrae a lo más siniestro del siglo pasado, como Albert Rivera, a punto de cumplir una década como parlamentario reivindicando el legado de Adolfo Suárez, son los paradigmas de eso que se ha dado en llamar "nueva política". Antes lo fue Rosa Díez.

Aunque lo nuevo no tiene por qué ser necesariamente bueno, los publicitarios han tenido éxito. La nueva política es ya una categoría moral. Bastante insufrible, por cierto.

Es fácil de entender la maldad con la que ha sido acogido el fichaje de la otrora promesa de la "nueva política" Irene Lozano por el centenario PSOE. Lo peor de las beatas es el proselitismo y Lozano lleva toda la legislatura castigándonos con sus apocalípticos sermones acerca del pecaminoso bipartidismo. Lo que hoy experimenta buena parte de las bases socialistas es, en el fondo, el gozo del pecador que asiste a la corrupción del puritano.

En actividades tan sucias como el periodismo o la política, el paso de la teoría a la práctica es dramático. La mayoría de los teóricos no suelen resistir un solo minuto sometidos a las duras condiciones de la realidad, ese lugar tan áspero donde hay que someterse a continuas transacciones morales. Irene Lozano demostró una notable capacidad para adaptarse a la nueva lógica. Ella viene de la sección de Opinión de los periódicos, lo que todavía le concede mayor mérito.

Yo sigo sospechando que la periodista Lozano se unió en su día a UPyD porque por entonces no existía Podemos. Al menos es lo que deduzco de las intervenciones como tertuliana que le recuerdo. Sea como fuere, en cuanto su nombre fue incluido en las listas de UPyD asumió con naturalidad la disciplina del partido. Para muestra aquella carta dirigida a Sosa Wagner, impagable documento que ya forma parte del archivo histórico de la "nueva política".

"¿Cuándo encarnabas un espíritu libre y valiente? ¿Antes de las elecciones, o ahora que tienes tu plan quinquenal?", preguntaba Lozano a su "querido Paco", sometido entonces a un proceso soviético por sugerir la necesidad de que su partido llegase a un acuerdo con Ciudadanos.

A unos días de que se disuelvan las Cortes, Irene Lozano ya tiene su plan quinquenal como regeneradora de la vieja política. Pero, como ella dice, "no nos pongamos estupendos".