Ay, qué ilusión. Castilla-La Mancha se está llenando felizmente de viejas glorias de la política que, por lo que sea, vuelven a ser noticia. Juan Pedro Hernández Moltó, José María Barreda y Juan Sisinio Pérez Garzón por la vía socialista, y María Dolores de Cospedal por el lado de los populares, todos ellos últimamente en los papeles cada uno con sus circunstancias. Lo de Pepe Bono es un eterno deslumbrar, permanentemente en danza, así que a este no vamos a incluirle entre los regresados a la luz de la primera plana. Da gusto ver volver a los que un día tuvieron mucho que decir, nos hace parecer más jóvenes, aunque en mi caso personal más juventud ya es imposible, si me perdonan la inmodestia de pura egolatría.

A Juan Sisinio le recuerdo con especial admiración. Es un castellano-manchego de Graná que siempre tuvo gran talento y una inteligencia natural así como con una chispa burbujeante y especial que nos hacía sonreír. Bono le vio de lejos la grandeza y se lo llevó a su gobierno, donde marcó una etapa muy brillante. Qué recuerdos. Le quisimos como el consejero con más gracia y mejores intenciones, un tipo que levantó el cariño siempre alrededor. Ahora es un profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha felizmente jubilado que ha recibido un homenaje de los suyos con el rector, Julián Garde, al frente, y un montón de amigos. Enhorabuena, Sisinio, qué grande.

Lo de Moltó ya es otra cosa. La suya fue una larga y jugosa carrera política, pero tuvo episodios chungos y le tocó naufragar al frente de Caja Castilla La Mancha en la época más dura del intitulado Zapatero Presidente, que acabó devorado por la crisis, los escándalos y los juegos florales del buenismo. Siempre supe que Moltó es un tío de gran capacidad, una mente poderosa, pero fue vulnerable a las glorias de su posición y terminó cayendo por los excesos de la época. Tal vez llegó a creerse el rey del mambo. En estos tiempos, ya muy recuperado de aquellos destrozos, dicen que anda montando un club empresarial en Castilla-La Mancha, o algo parecido y con buenas intenciones. Yo me alegro. De vez en cuando me lo encuentro de perfil en alguna venta toledana, tan en forma. Que tenga suerte.

De Barreda, ¿qué más decir? Que anda estos días de promoción de sus memorias, largamente comentadas, que ha concedido una gran entrevista a Esther Esteban donde cuenta de todo y no se corta, y que ha dejado una frase para enmarcar que me está volviendo loca: “Padecí la enfermedad infantil del comunismo”. Maravilloso. Tal vez yo también. Y medio mundo. Lo bueno, después, es que vamos aprendiendo, como ya vemos en Yolanda Díaz, la última y más entusiasta del sanchismo que tiene toda la pinta de terminar dentro de poco en el PSOE y alzarse con una gran carrera por delante. Esto de tener un futuro brillante lo ha dicho también Barreda de la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, a la que no deja de admirar y promover. Volveremos a verla por aquí.

En fin, que la expresidenta María Dolores de Cospedal ha vuelto a ser absuelta y que, por mucha intentona de la peor izquierda, sale libre y bulliciosa de todos los líos judiciales en los que han intentado involucrarla. Y yo me alegro, en fin, ya lo dije el otro día, así que vamos cerrando el capítulo de los veteranos y le deseamos, por cierto, una feliz lectura al presidente de la Junta, Emiliano García-Page, al que veo enfrascado en estos días cervantinos con el libro de éxito “Feria” de mi admirada escritora y periodista manchega Ana Iris Simón, que me encanta de lo lista que es y la repercusión que está teniendo todo lo que hace. Una mujer maravillosa y tan joven y tan inteligente y de la tierra. Gran Ana.

El periodista Antonio Villarroel. Foto: Twitter

El periodista Antonio Villarroel. Foto: Twitter

Corto y voy cerrando. Dos buenas noticias de estos días. Una: el Rey Felipe VI va a inaugurar en mayo Fenavin 2022, la grandísima feria nacional del vino de Ciudad Real que tan magníficamente dirige mi poeta favorito Manuel Juliá. Gracias, tron, por aquello que me mandaste. Y dos: mi admirado periodista Antonio Villarroel, que es un gran todoterreno de la radio en Castilla-La Mancha y en tantos sitios, acaba de ser galardonado con la insignia de oro de la Asociación de Periodistas de Ciudad Real, una noticia que me emociona y me hace recordar mis tiempos de pinchadiscos en Talavera, con Pepe Pulido, Eugenio Fernández, y otros cuantos buenos amigos de cuando entonces. Reconocerán, queridos, que mis veinte años recién cumplidos, ay, me están dando para mucho. Amén.