Müller celebra el gol de su compañero Mario Gómez.

Müller celebra el gol de su compañero Mario Gómez. Reuters

Eurocopa

Cuando los alemanes eran feos: turno para Müller

El delantero alemán no ha conseguido marcar en los cuatro primeros partidos, como le ocurrió a Paolo Rossi en el Mundial de España 82. Contra Italia (sábado, 21:00 horas) le toca recuperar la puntería.

2 julio, 2016 00:03

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Julio Camba, en ‘Alemania’, describe a los muniqueses como personas realmente agradables, optimistas y, sobre todo, sonrientes. “Se ríen”. Y mucho. “Más con la barriga que con la cara”, sentencia el autor, por aquello de la tradicional dieta germana, siempre rica en salchichas y cerveza de litro. Ese prototipo, descrito por el periodista en un artículo que también se puede encontrar en ‘Mis mejores páginas’, no dista mucho del de cualquier bávaro -ya viva en Múnich o en otra ciudad- en este siglo XXI. Y, en concreto, se ajusta perfectamente -salvo por la barriga- a lo que es Thomas Müller (Weillheim, Baviera, 1989), un tipo que, pese a su natural carácter desinhibido, todavía no ha conseguido sonreír en esta Eurocopa ni marcar un gol.


Su mala racha, cuando restan horas para el partido que enfrenta a Alemania y a la ‘Azzurra’ (sábado, 21:00 horas, Telecinco), recuerda a la de Paolo Rossi en el Mundial de España de 1982. Entonces, el delantero italiano tampoco consiguió marcar en sus primeros cuatro partidos. De hecho, la prensa aprovechó para hablar de él como un “fantasma” que pululaba por el campo “sin rumbo”. Y no sin razón. El ariete llegó a la convocatoria tan solo dos meses después de cumplir una sanción de dos años por ser parte del ‘tottonero’, un escándalo de apuestas ilegales relacionadas con el fútbol.


Ese precedente le negó la gloria al delantero durante los primeros partidos. Paolo Rossi no consiguió marcar ante Polonia (0-0), Camerún (1-1), Perú (1-1) ni Argentina (2-1). Sin embargo, en el quinto partido, resucitó y mandó todos aquellos fantasmas al fondo del cajón. Su hat-trick acabó con el Brasil (3-2) de Eder, Sócrates, Falcao y Zico. Y, de paso, le devolvió la sonrisa. Porque en semifinales, ante Polonia (0-2), anotó dos goles, y en la final, contra Alemania (3-1), hizo otro. ¿Resultado? Acabó el torneo como máximo goleador con seis dianas y por encima de Karl-heinz Rummenigge, siendo además reconocido poco después con el Balón de Oro.

Thomas Müller, durante el partido contra Eslovaquia.

Thomas Müller, durante el partido contra Eslovaquia. Reuters


Ahora le toca a Thomas Müller seguir el ejemplo de Paolo Rossi. Y todo hace pensar que podrá conseguir su objetivo y estrenarse, precisamente, ante Italia. Al fin y al cabo, ya sabe lo que es anotar cinco goles en cada uno de los Mundiales que ha disputado (Sudáfrica y Brasil). Y así tratará de hacerlo. Aunque, por otra parte, todavía no sepa lo que es marcar en una Eurocopa, su gran cuenta pendiente desde que acude a las convocatorias de la Mannschaft.


Pero, volviendo a Camba, en el bueno de Thomas se percibe también otro de los rasgos de la vieja Alemania. Toca explicarse. Los jugadores germanos, para cualquier niño nacido en la década de los 70 u 80, siempre han sido ‘feos’. Es decir, han sido como Kahn, como Effenberg o como tantos otros. Todos temibles, fieros, gritones e inquebrantables, pero también ganadores. Pues bien, algo de eso tiene Müller. “Él siempre tiene ganas. Lucha, pelea y estoy contento con su trabajo aunque no haya marcado”, reconoció Joachim Löw. Y ese espíritu, tan de otro tiempo, es lo que lo diferencia respecto a Kroos -frío como el hielo-, Draxler, Kimmich y toda la nueva ornada de jugadores germanos.


ITALIA, ‘BESTIA NEGRA’ ALEMANA


Alemania, en realidad, siempre termina volviendo a sus orígenes. Así fue en el Mundial, cuando comenzó jugando con Lahm como mediocentro y acabó con el mismo jugador en el lateral, en su posición. Y lo mismo le ha ocurrido en esta Eurocopa. Joachim Löw trató de aprovechar a Götze como falso ‘9’, pero terminó con el invento en el último partido de la fase de grupos, cuando puso en punta a Mario Gómez, un delantero tanque de los de toda la vida, que además aprovechó marcando ante Irlanda del Norte y Eslovaquia.


Con la vuelta a un esquema tradicional, Alemania ha conseguido ganar en confianza a lo largo del torneo y mezclar lo que ha hecho toda la vida -su juego directo- con el toque que ha exhibido en los últimos años. Pero para recuperar aquel nivel que alcanzó en Brasil sólo le queda recuperar a Müller, que ya avisó de que anda al acecho con dos palos ante Eslovaquia, y que volverá a ser titular. Y lo hará contra Italia, ‘Bestia negra’ de la Mannschaft, que no ha conseguido ganarle en ninguno de los seis partidos que han disputado en grandes torneos (Eurocopa o Mundial) contra la 'Azzurrra'. En definitiva, ¿se les ocurre un mejor día para que el bueno de Thomas vuelva a sonreír?