Opinión

La trama

El 'tramabús' de Podemos con las caras de Aznar, Bárcenas, Pujol o Felipe González./ Podemos Alicante

El 'tramabús' de Podemos con las caras de Aznar, Bárcenas, Pujol o Felipe González./ Podemos Alicante

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¡Qué pena que Pablo Iglesias no incluyera en el tramabús la imagen de Mauricio Casals, presidente ejecutiva de La Razón y consejero del grupo Atresmedia, bautizando con acierto en este diario como Príncipe de las Tinieblas.

Y es que, puestos a hablar de conspiraciones en la sombra, al conglomerado de grandes empresas, medios de comunicación, políticos en la oscuridad y otros poderes fácticos que para Iglesias dirigen este país, habría que sumarle uno de los más importantes que funcionan como un reloj suizo desde que la vicepresidenta para todo Soraya Sáenz de Santamaría autorizara la fusión entre televisiones conformando la realidad de un duopolio televisivo en España. En efecto, la trama monopolística de los medios, especialmente la de los que han apoyado a Podemos desde su nacimiento, recuerdo ahora mismo un artículo de Alfonso Guerra sobre este tema, para conformar una pinza contra el PSOE, ha funcionado como Casals reconoce en grabación intervenida en la Operación Lezo, a la perfección: “El sándwich al PSOE con La Sexta funciona de cine". Curiosamente pocos son los medios de comunicación, que han sacado a la luz esta parte de las grabaciones.

Y es que al final va a resultar que una parte de la derecha mediática y política se siente muy a gusto con Iglesias azotando día sí y día no al PSOE, al igual que tal vez Iglesias se sienta mucho más cómodo en la oposición desde que cerrara las puertas a la opción progresista alternativo con el No a la propuesta de Gobierno de Sánchez en la pasada sesión de investidura. Poco después de un año de haber rechazado esta opción, vuelve Iglesias a buscar centrarse en medio del foco mediático, con el ofrecimiento de una moción de censura imposible, sobre todo porque no le salen los números. Coincido con el periodista Ernesto Ekaizer en que esta moción tiene la verdadera intención de injerirse en la política interna del PSOE a la vista del cierra de las primarias y sobre todo contra Pedro Sánchez. Y es que lamentablemente una de las obsesiones de Iglesias sigue siendo, por encima del escenario de denuncia de la putrefacción absoluta de los pasados años en la Comunidad de Madrid en torno al Canal de Isabel II, la del control político de sus contrincantes tanto dentro de su formación, como ha demostrado con la defenestración de Íñigo Errejón, como fuera.

En un escenario europeo en el que vuelve a emerger con fuerza las formaciones de extrema derecha, debería ser preocupación inmediata de las formaciones políticas con mayor representación tratar de modular un discurso para contener los populismos que amenazan con destruir el proyecto europeo y la convivencia ciudadana y urgir a la reconstrucción de las clases medias y trabajadoras.

Ha perdido una oportunidad de oro Iglesias, coincido en esto con el presidente de la Gestora Socialista, Javier Fernández, para recordarle a su colega Mélenchon que solicitara el voto para Macron, primando la contención del fascismo, tradicional en el espíritu de la Francia republicana, que el proselitismo a toda costa. Afortunadamente, en los momentos en los que escribo estas líneas, todo apunta a que una vez más, como desde el general De Gaulle, la Francia republicana hará de dique de sujeción ante la extensión del fascismo en Europa.