Opinión

El ego de Pablo Iglesias

Pablo Iglesias atiende a los medios en presencia de Garzón y Errejón. / P.Campos (Efe)

Pablo Iglesias atiende a los medios en presencia de Garzón y Errejón. / P.Campos (Efe)

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Pablo Iglesias, el dirigente salvador, aquel que prometía sacarnos de las garras de la casta, el que sería honesto y del pueblo, un trabajador más, sin ninguna diferencia conmigo, con nosotros, con la clase obrera, una coleta como símbolo de su acercamiento, un piercing en la ceja que se quitaría rápidamente a pesar de sus palabras sobre la imagen y aspecto, un atuendo igual, camisa blanca y pantalones negros, sin corbata, para marcar la diferencia.

Una triste mentira convertida en una bola enorme de grandes dimensiones, una ilusión inyectada en vena, no se podía escapar de ella, pensar en tener una esperanza sazonada con ilusión y alegría de conseguir un país mucho mejor, más solidario, más justo, más igual… Lo cierto es que Pablo Iglesias es una decepción constante, un espía silencioso, con armas escondidas en distintas partes de su cuerpo, que no se notan, están perfectamente camufladas y en cuanto tenga el blanco en su objetivo aparecer con una puesta en escena cual Madonna en lo años 90 con corsé diseñado por Jean Paul Gaultier, para dejarnos estupefactos con su originalidad y palabras triunfadoras.

Pero en este mundo de política obligatoriamente ligado a la ambición de poder, los espías tienen sus taras, esas armas camufladas, a veces se ven, esa pose de agente secreto, se nota y a Pablo Iglesias se le ha escapado deliberadamente su misión secreta. La experiencia forja a una persona, la preparación de un espía es perfecta, al igual que la suya, pero lo mismo que una madre primeriza llega asustada a quirófano con cara de histeria, a él, le hemos visto su gran, enorme e inalcanzable ego. Ese ego fue el primer síntoma, un político que promete igualdad: ¿cómo lo iba a hacer con semejantes aires de grandeza? ¿Un obrero que promete sacarnos de la precariedad que él mismo ha vivido? ¿Cómo?

Una persona que tiene más dinero en el banco que ningún obrero, como él dice, tiene en sus cuentas. ¿Igualdad y un país más justo? ¿Por qué este engaño? Un hombre que saca en televisión su supuesto hogar en el barrio de Vallecas como si fueran una novedad, gritando –“¡Eh! Mirad donde vivo, soy como vosotros, ¿y dónde viven ellos? Son la casta”. Precisamente ese tipo de cosas hacen que realmente seamos distintos, sacar un piso de un barrio humilde de Madrid como si fuera un mono de feria para vendernos su supuesta humildad en un programa de televisión, sí nos marca y nos separa en clases, una guerra de clases que tendría que estar superada, muchas personas somos las que vivimos en pisos así, él no lo ha inventado, él no tiene la exclusividad de vivir en un barrio madrileño para mileuristas, si es que muchos de los que viven llegan a esa renta, no quita para señalar a corruptos y ladrones, de los que ni me canso de decir que son los únicos culpables de este surgimiento, de querer mirar a otros para salir de esta espiral de sinvergüenzas y ladrones dónde nos vemos atrapados.

Esa hipocresía también la lleva el que sería nuestro mesías político, hemos visto sus dos o tres o cuatro caras, quién sabe la realidad, quién sabe si todo desde el principio estaba perfectamente pensado, quién sabe si de verdad es un pipiolo en esto de la política…

Lo único que sabemos es lo que vemos, con sus compañeros y fundadores de PODEMOS es una manera, aparentemente egoísta y altiva, el que manda y el que dirige, sin discusión, si hace falta apartar a alguno de su camino al poder no se duda, incluso puede que se aparten ellos mismo por hartazón. ¿Qué fue de Carolina Bescansa? Aquella que se acercó a nosotros con el anzuelo de la conciliación familiar, llevar a un propio bebé al Congreso parece que es la solución de PODEMOS para conseguirla. ¿Y de Manuela Carmena? ¿No es ella la alcaldesa? Deben estar agradecidos porque estoy segura que no hubieran conseguido ni la mitad de lo votos si la candidata no hubiera sido ella… ellos lo saben, ¿por qué imponerle sus decisiones? Si toma una decisión que ideológicamente no les gusta enseguida amenazan, se ponen en contra, no hay control.

Eso es lo que les vemos, un desastre en la organización monumental, un sin sentido en muchos ámbitos, parece que la moda que sigue el partido es quejarse por todo, sacarlo en Twitter y que sea masivo en todas las redes sociales, una gran estrategia que no engaña ya a casi nadie, el globo se ha deshinchado, ellos mismos se deshinchan. Lo único que puede salvarles es que el actual gobierno siga con su dinámica, siga ignorando, robando, proponiendo a los mismos candidatos prehistóricos, fomentando desigualdad, vendiendo una sanidad estupenda cuando no invierten en ella, abandonando el empleo y además saliendo en la TV con un tono de deberles la vida sin reconocer nunca la verdad. Paradójicamente el futuro de PODEMOS depende del presente del Partido Popular.