Dice un proverbio chino que el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo y como tal parece que en la vieja Europa se está dejando sentir el populismo, que tantas desgracias ha ocasionado en momentos difíciles en la historia del ser humano, que irradia el recién elegido Presidente de EE.UU.
Ideología que divide a la sociedad en dos grupos homogéneos y antagónicos, la “gente pura” y la “élite corrupta”, según la definición del profesor Cass Mudde, estos dos grupos la gente y la élite corrupta son irreconciliables. Y así, de esta manera lamentable, van resurgiendo poco a poco los viejos fantasmas que recorrieron Europa y que tanta destrucción y daño produjeron, acabamos de asistir al brexit y al resurgimiento de la extrema derecha en Francia, nada nuevo bajo el sol Quizás al igual que Sísifo estaba condenado a subir la roca hasta la cima de la montaña y justo antes de llegar la roca volvía a rodar hacia abajo, repitiendo una y otra vez el frustrante trabajo, el ser humano siga condenado a llegar a las cotas más altas de civilización para volverlo a destruir todo y comenzar de nuevo, para volver a cometer los mismos errores.
No podemos permanecer anestesiados, sentados en las cómodas butacas de patio, asistiendo a la vida, como si fuera una obra de teatro ajena a nuestros intereses a pesar que a diario se vulneren todos y cada uno de los derechos humanos, entre el bostezo y la mediocridad. Tarde o temprano, nos daremos cuenta que la historia se repetirá primero como tragedia, después como farsa y que sin ser conscientes somos partícipes de la misma. De todos va a depender seguir acomodados entre bostezos en las butacas o levantarnos y comenzar a luchar por un mundo más justo, ya que los derechos humanos no son objeto de negocio, sino de defensa y conquista.