Opinión

¡Adiós 2016! ¿Dónde vamos ahora?

El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump.

El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump. Reuters

  1. Opinión

Quedan poco más de dos semanas para terminar el año. Un año tan difícil como los anteriores o más. La economía española no acaba de llegar al ciudadano de a pie, la tan cacareada recuperación económica que el gobierno y sus afines nos transmiten un día sí y otro también, no la acabamos de sentir.

Ha sido un año sin gobierno, con un gobierno en funciones y quizás el año que mejores datos macroeconómicos nos ha dejado de los últimos años, en cuanto a empleo y crecimiento del PIB se refiere.

El empleo ha visto rebajar su tasa de paro este año por debajo del 20%. Algo sin duda importante pero insuficiente. Seguimos sin atajar las verdaderas causas de tan altas tasas y no acertamos con una política de empleo efectiva y sostenible. Hoy los medios hablaban de que se habían descubierto 5.700 empresas ficticias y más de 400.000 empleos irregulares. Blanco y en botella. La lucha contra el fraude fiscal y la economía sumergida son la clave para reconducir, de una vez por todas, la situación.
El PIB puede cerrar el año con un crecimiento del 3,2%, algo que no está mal y nos sitúa en la cabeza de Europa en cuanto a crecimiento.

La vivienda, tras la salvaje especulación habida entre 1999 y 2008, y posterior ajuste, parece haber encontrado la senda del crecimiento. La mejora de los salarios y el ajuste de los precios a valores racionales, pueden ser los parámetros necesarios para su consolidación. No así la inversión pública en construcción que sigue en mínimos y que de no corregirse puede conllevar a serios problemas de empleo en el sector.

La deuda pública española sigue en máximos y supera el 100% del PIB nacional, sin visos de recortarse a corto y medio plazo. Algo parecido ocurre con el déficit público, que parece imposible de reducir mientras no se acometan profundas reformas en las AA.PP. y se termine con la duplicidad de gastos y el despilfarro administrativo.

La inflación que tanto preocupaba a Mario Draghi, presidente del BCE, puede acabar el año con un crecimiento en el entorno del 1%, lo que cada vez deja más claro que la subida de tipos oficiales de interés está al llegar. Algo lógico y necesario. No es normal que el dinero no tenga coste.

El petróleo, tras marcar mínimos por debajo de los 30 dólares a principios de año, encara la recta final con notables subidas tras los acuerdos de los países productores en recortar la producción y cotiza hoy por encima de los 53 dólares.

El cambio euro-dólar está actualmente en 1,06 tras la fuerte caída que experimenta desde abril de 2014. La libra esterlina, tras el brexit, parece haberse recuperado algo y cotiza hoy en 0,838 dólares, a la espera de lo que ocurra el próximo año si se lleva a cabo la salida de U.K. de la Unión Europea.

En cuanto a las bolsas, Nueva York sigue marcando máximos históricos, mientras en España a nuestro selectivo índice le cuesta recuperarse. En Europa sigue la amenaza de la situación de los bancos, especialmente en Grecia e Italia sin olvidar a Alemania. En España parece que nuestros bancos están mejor preparados aunque algunos siguen con un fuerte lastre de la inversión inmobiliaria, que sigue dañando sus balances y su rentabilidad.

La llegada de Donald Trump a La Casa Blanca marcará sin duda el devenir del próximo año: los acuerdos internacionales de comercio, la política de tipos de interés, las tensiones geoestratégicas, el terrorismo internacional del Daesh, el despertar de Cuba o la democracia en Venezuela, serán algunos de los puntos de referencia en el mundo, sino surgen nuevas sorpresas.

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