Carta a Pablo Iglesias

Pablo Iglesias/J.J Guillén/EFE

Pablo Iglesias/J.J Guillén/EFE

Por Miguel Cabrera Jarén

No hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que no quiere oír. Y si después de las elecciones Pablo Iglesias quedó noqueado por los resultados sin salir a los medios (vale también el símil taurino), va y se descuelga en la televisión iraní profetizando el destino de Ciudadanos en vez de preocuparse de analizar el suyo.

Después de todo, es un hombre afortunado sin saberlo que no aprovecha su suerte. Aún cuenta con 71 diputados, ya veremos hasta cuándo. Tuvo en sus manos el destino de todos los españoles hasta que se convocaron las elecciones del 26-J. Pudo haber adelantado al PSOE en 20-D pero no sumó a IU y los suyos. Ahora iguala los resultados del 20-D, con IU, perdiendo más de 1.000.000 de votos, pero cree que los ha perdido IU. Ha sido incapaz de tomar las decisiones correctas en el momento oportuno, algo que parece que va en los genes de los lideres comunistas de este país. No ha dejado de dar “bandazos” en su corta trayectoria olvidando de donde le vienen los votos. Está enfrentado a todo el mundo pero aspira a contar con ellos. Grave error. Ha pasado de intentar formar gobierno a esperar que lo llamen.

Al final, por su edad, se convertirá en un fantasma del Congreso donde solo contarán con él cuando la aritmética lo necesite, algo de lo que acusa a sus compañeros y que se volverá en su contra. Solo hay que sumar los votos de las dos últimas elecciones para ver una realidad que él ni siquiera parece que se cuestiona.

Si en 2015 Podemos y su amalgama de socios obtuvieron 5.212.711 votos, e IU y los suyos 926.783, lo que hace una suma de 6.139.494 votos válidos a sus Candidaturas, en 2016 Podemos y su amalgama más IU y los suyos consiguieron 5.049.734 votos válidos. No hay que ser un lince en extinción para ver que en estas elecciones, incluso con IU y los suyos, no han conseguido ni los que sacaron ellos solos antes. No obstante la Ley Electoral les ha otorgado dos escaños más.

A partir de ahí, si quiere, puede observar como ha perdido 81.354 votos en Cataluña, 66.555 votos en Galicia y 17.654 votos en Valencia, y en el resto del Estado sólo ha ganado 2.586. Eso sin contar los 926.783 votos “desaparecidos” de IU y los suyos. Esto hace un total de 1.089.760 votos perdidos. Esas son las cuentas.

Ya habrá entendido, será mejor para él, que en las elecciones no se trataba solo de sumas y restas. Que cada voto emitido válido o nulo, que cada abstención, o cada ausencia, lleva marcado el sentimiento de cada ciudadano en un instante concreto. Una cosa tan simple que se le olvida a todos los políticos que en su egoísmo solo piensan en ellos.

Y ahora hablamos de gobierno. Qué quieres, Pablo. Hasta cuándo van a estar los parados sin cobrar y las familias sin una protección decente. Hasta cuándo van a hacer colas nuestros vecinos por un plato de comida. Hasta cuándo van a depender de Cáritas y tantas ONG para paliar la pobreza cuando sois vosotros los que tenéis que solucionar estos problemas que se hacen eternos en todas las Comunidades y Ayuntamientos gobierne quién gobierne.

Cuándo vais a hacer entre todos una Ley de Educación que permita a la ciudadanía lo que habéis conseguido vosotros. Cuándo os vais a preocupar de verdad de los jóvenes. Cuándo vais a controlar que se cumplan las leyes de verdad en este país y que seamos todos iguales. Cuándo se van a cumplir las leyes laborales para que no haya tantos abusos como hay mientras los políticos ni os lo cuestionáis. ¿Dónde están los sindicatos de “clase”? Por qué no buscáis una solución justa a las pensiones ahora que todavía se está a tiempo. A dónde nos vais a llevar con la Sanidad. Y la lista sigue...

Y no me digas que para eso tienes que estar tú en el gobierno y que otros no estén. Hubo un tiempo en este país que no conociste que los políticos hablaban y llegaban a acuerdos al margen de su ideología. Te sorprenderías si miraras las hemerotecas y vieras como se formaban gobierno de todos los colores juntos y participaban los ciudadanos. De como se publicaron las listas de lo que los ciudadanos contribuían a Hacienda, no de los deudores como ahora, por cierto no nos explicamos como se puede deber a Hacienda teniendo bienes.

En fin, hay que ponerse las pilas y trabajar para que la ciudadanía mejore. Y no criticar a los demás cuando no vemos nuestros errores porque en vez de amigos hacemos enemigos y nos puede hacer falta siempre una mano. Y dejad la playa y las vacaciones para cuando tengáis el trabajo hecho.

¡Ánimo Pablo! Tienes mucho tiempo por delante y muchas cosas que hacer. Escucha al pueblo y ponte las pilas ya.