Debate a dos: hagan que me retracte

JuanJo Martin/EFE

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Por Alegría Peláez Romero, @alegrisisma

A seis días de las elecciones, la situación se tercia complicada para algunos y algo más esperanzadora para otros. Todas las encuestas parecen consolidar al partido azul como primera fuerza política, estableciendo una dura lucha por un segundo puesto, que puede ser decisivo, entre PSOE, Podemos y Ciudadanos.

Tras el pasado debate a cuatro, en el que los participantes mejor valorados fueron Iglesias y Rivera, a las 22 horas de esta noche se producirá un debate a dos con los candidatos de las fuerzas políticas que nos han gobernado alternantes durante décadas. Así, Sánchez, quien salió mal parado en el anterior debate, y Rajoy, quien ni siquiera salió -Sáenz de Santamaría fue en su lugar- se verán las caras en un intento burdo de consolidar el más que desfasado bipartidismo.

Con Manuel Campo Vidal de moderador, que asegura que un debate a dos es mucho más duro y exigente para los participantes, veremos debatir a un Rajoy impasible, distante y con un “método”, frente a un Sánchez al que hemos visto recordando con desesperación a sus electores los logros de su partido.

No, esta noche no pienso perderme el debate, aunque ya pueda imaginar que sucederá. Y ojalá los dos candidatos puedan sorprenderme y hagan que me retracte. Ojalá me sorprendan y no basen sus intervenciones en datos insustanciales, en discusiones y justificaciones sobre la corrupción en sus partidos para después un: “y tú más”; y en frases y eslóganes sobre el porqué votar a la vieja política con experiencia y no a partidos experimento, o sobre cómo ahora, después de años en el poder van a devolver la decencia a la política sin dar soluciones reales. Ojalá pueda escuchar propuestas claras y bien definidas.


Sí, esta noche voy a ver el debate en el que pretenden consolidar el bipartidismo para hacer ver que nada ha cambiado. Pero cuidado, quizá surja en muchos lo contrario de lo que pretenden. Si no cuidan su discurso, muchos pueden darse cuenta de que es más de lo mismo, y nos aburriremos otra vez escuchándolos, y será como el resonar de un eco del que nos queramos desprender definitivamente. Porque reverbera desde hace demasiado tiempo, porque los muros se resquebrajan, y pueden caer.