"Will you bite the hand that feeds? Will you chew until it bleeds?" Trent Reznor

Sánchez se ha enfadado con el Banco Central Europeo por su devastador informe en contra del impuesto a la banca. Como ha contado EL ESPAÑOL “el dictamen del BCE advierte sobre los efectos negativos que el tributo, tal cual está diseñado, podría tener sobre el sector bancario, como daños en la rentabilidad, la competencia, la solvencia y la concesión de crédito".

También alerta sobre los riesgos de no trasladar el coste del impuesto a los clientes. E, incluso, sugiere "cambios en la redacción para clarificar algunos aspectos”. Lo alucinante es que el informe del BCE es contundente, pero, como siempre, tremendamente diplomático y con recomendaciones constructivas. 

[El BCE pide revisar el impuesto a la banca para que no dañe al crédito y asume que se repercutirá al cliente]

Podemos y Sánchez, que por algo son socios, se han molestado. Podemos ha tildado al Banco Central Europeo de “terrorismo financiero”. Todo por una subida de tipos que, en realidad, ha sido tardía y cautelosa.

Llamar terrorismo monetario a dejar los tipos muy por debajo de la inflación, es decir, tipos reales negativos, es una salvajada típica de Podemos. Exigiendo burbujas y exceso de riesgo... luego echan la culpa de las crisis a "los mercados".

En los últimos tres años el BCE ha comprado más de 270.000 millones de deuda pública española, acumulando un total de más de 605.000 millones, según el Banco de España. En ese mismo periodo ha implementado tipos negativos y, con ello, se ha disfrazado el brutal aumento de déficit y deuda.

Si el BCE no hubiera intervenido comprando el 100% de las emisiones netas del Tesoro de España, la prima de riesgo y el agujero financiero de las cuentas públicas se habría disparado a niveles de crisis.

Llamar terrorismo monetario a dejar los tipos muy por debajo de la inflación es una salvajada típica de Podemos.

Sánchez y Podemos se vanaglorian de haber aumentado masivamente los desequilibrios fiscales sin que subiera la prima de riesgo. Lo que no dicen es que la única razón por la que se ha mantenido baja es que el BCE la ha disfrazado comprando todo lo que emitía. Y ahora se quejan. 

Dice Sánchez que el informe del BCE es culpa de Luis de Guindos que era ministro del PP. Es alucinante que a la vez se olvide de que ese mismo exministro y vicepresidente del BCE es el que ha apoyado la compra masiva de bonos del estado español, el mayor beneficiado de la mal llamada política expansiva junto a Italia.

Si algo ha hecho Luis de Guindos todos estos años ha sido apoyar e incentivar el enorme programa de recompra de deuda española y los tipos negativos, a pesar de la evidencia de que el gobierno de Sánchez utilizaba ese apoyo para llevar a cabo la política de la cigarra. Despilfarrar el espacio fiscal y esconder desequilibrios. Y en cuanto se ha acercado el invierno, se quejan.

El gobierno de Sánchez y Podemos ha convertido la expansión cuantitativa, una herramienta que se supone que da tiempo a los países para reducir sus desequilibrios estructurales, en una herramienta para aumentar los enormes problemas de déficit estructural español, que ya se sitúa en el 4% del PIB según la AIReF.

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, junto al primer ministro luso, António Costa, en Viana do Castelo (Portugal).

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, junto al primer ministro luso, António Costa, en Viana do Castelo (Portugal). Moncloa

Ningún presidente de España ha contado con un mayor espacio fiscal y apoyo monetario del banco central y, además de despilfarrarlo disparando el gasto político, ahora se quejan de una subida de tipos más que modesta y de un informe diplomático y constructivo sobre el impuesto.

El populismo del gasto constante y el déficit estructural más elevado de la Unión Europea se queja de que no les blanquean todavía más el exceso cometido y se molesta porque su impuesto injusto, maniqueo y contraproducente es cuestionado por el banco central.

Si hay algo que criticarle al BCE es que ha sido extremadamente diplomático. También que ha permitido que estados despilfarradores como el español aumentasen masivamente la deuda mientras se ponían la medalla de que "los mercados confían en España", como decía Calviño.

Ese argumento es una falacia disfrazada por una política monetaria que, sin buscarlo, ha dado más alas al populismo, ha generado la idea de que se puede imprimir eternamente todo lo que quiera gastar el estado y ha disfrazado el riesgo de manera completamente irresponsable.

Si hay algo que criticarle al BCE es que ha sido extremadamente diplomático.

Una cosa es apoyar y dar liquidez como proveedor de último recurso y otra es ser el único comprador de emisiones de deuda neta de un país gobernado por activistas irresponsables y populistas destructivos. Los mismos que, encima, presentaron una propuesta en la Unión Europea para defender la salida del euro (Podemos e IU la votaron en 2016 y la mantienen).

Parte de la culpa la tiene el propio BCE. Ante la evidencia del desastre fiscal y económico perpetrado por el gobierno debería haber implementado los mecanismos que tiene para evitar la acumulación y el exceso de riesgo. El BCE jamás debería haber monetizado toda la deuda emitida y jamás debería abandonar su mandato. Ahora, el populismo se lo premia insultándoles.

El ataque de Sánchez y Podemos al BCE es como el de Meloni en Italia. Muestra que la mal llamada política expansiva no combate el populismo, lo blanquea. Y se vuelve contra la propia institución.

Los comentarios de Sánchez y Podemos son típicos de un adolescente malcriado que se enfada porque no le suben la paga que ha despilfarrado, y demuestran que el BCE jamás debería haberse desviado de su mandato.

No sólo eso. Culpar a De Guindos por el informe del impuesto es infantil además de mentira. El informe lo firma Lagarde y lo aprueba el consejo por unanimidad.