El año 2021 se va comportando como bastantes esperábamos: fuertes subidas de las bolsas y, en especial, de aquellos sectores más perjudicados por la pandemia y que se verían más favorecidos por una normalización de la economía gracias a la vacunación masiva de la población.

Subidas de las rentabilidades a largo plazo de los bonos de gobierno por el menor atractivo como activo refugio y por las mayores expectativas de inflación que lógicamente traerá una recuperación de la demanda tan rápida e intensa. Estos cambios de expectativas han generado subidas del entorno del 15% en Europa y EEUU, así como caídas del 5% en el precio de los bonos a diez años por subida de las rentabilidades de cerca del 0,50%.

Esto ya es historia. Ahora toca posicionarse para el segundo semestre. Y estos son los factores relevantes a tener en cuenta:

1. Los bancos centrales no quieren precipitarse a la hora de retirar los estímulos. Por ello, el Banco Central Europeo (BCE) acaba de manifestar su intención de cambiar ligeramente su objetivo de inflación al 2% y permitir superarlo temporalmente. La Reserva Federal de EEUU (Fed) ya estableció el año pasado un objetivo de inflación media del 2%, permitiendo superarlo temporalmente si la media de los últimos años no lo alcanzaba.

2. Las expectativas de crecimiento del PIB continúan muy elevadas para los próximos dos años. EEUU espera un 6,5% y un 4,2% para 2021 y 2022 respectivamente, mientras que para Europa un 4,5% y un 4,3%. Altos crecimientos económicos siempre conllevan fuertes crecimientos de beneficios empresariales, por lo que el viento es favorable para las bolsas.

3. La inflación ya ha repuntado. Lo ha hecho fuertemente en EEUU y probablemente lo haga en Europa en los próximos meses, aunque con menor intensidad. Se espera que estas se moderen de cara a 2022, hasta niveles cercanos al 3% en EEUU y del 1,5% en Europa.

Sin embargo, los índices de precios industriales están repuntando hasta niveles no vistos desde el 2008, cuando las inflaciones eran muy superiores a las actuales. Este no es un entorno favorable para la renta fija a largo plazo ya que, muy probablemente, las rentabilidades continuarán repuntando y consecuentemente el precio de los bonos cayendo.

Las bolsas ya no están baratas y las valoraciones, especialmente de algunos sectores, son bastante exigentes

4. La vacunación masiva de la población continúa su curso. A pesar de los brotes que están surgiendo últimamente y de las nuevas variantes, no parece que los efectos desvíen el curso hacia la normalidad, aunque sigue siendo un frente a vigilar.

Resumiendo mucho, el escenario económico es favorable para los activos de riesgo en general, y más concretamente para las bolsas, y desfavorable para la renta fija a largo plazo por el esperado repunte de las rentabilidades. Sin embargo, habría que mencionar que las bolsas ya no están baratas y que las valoraciones, especialmente de algunos sectores, son bastante exigentes.

El mayor riesgo al que nos enfrentamos este año, dejando aparte una nueva pandemia, lo representa un repunte de la inflación muy por encima del consenso actual del mercado. Un incremento que haría que las inflaciones se mantengan consistentemente a niveles superiores al objetivo del 2% del BCE y de la Fed (por ejemplo, entre el 3% y el 4%).

Esto obligaría a los bancos centrales a reducir sustancialmente los estímulos monetarios generados en los últimos 16 meses y subir los tipos de interés, provocando una fuerte desconfianza sobre su capacidad de mantener bajo control la inflación. Esta desconfianza acarrearía rentabilidades a largo plazo más elevadas para compensar este riesgo, provocando la caída en precio de los bonos y también de las bolsas, por el efecto que tiene en la valoración de las acciones el utilizar un tipo de interés a largo plazo más alto.

***Hernán Cortés es gestor del fondo Olea Neutral y socio fundador de Olea Gestión