Cuando apenas faltan unos días para las elecciones presidenciales en EEUU, todas las encuestas apuntan a una victoria del candidato demócrata Joe Biden, aunque no se puede descartar el 'retorno' de Donald Trump. Por esa razón, vamos a analizar los distintos resultados posibles y cuáles serían sus consecuencias en los mercados.

Desde nuestro punto de vista, el peor escenario para los mercados sería una reelección de Donald Trump, combinada con una victoria de los demócratas en el Congreso (el Senado y la Cámara de Representantes). Esta situación otorgaría a la oposición la posibilidad de bloquear todas las iniciativas de la Casa Blanca.

Lo que veríamos en ese caso de estancamiento/veto de la acción política de Trump es muy pocos hechos y muchas órdenes ejecutivas. Los temores y preocupación en torno a aspectos como China o el estímulo fiscal permanecerían en la mente de los inversores, extendiendo la situación de volatilidad e incertidumbre.

Sin embargo, el resultado más probable, en estos momentos es lo que se ha dado en llamar la ola azul. Es a lo que las encuestas están apuntando crecientemente: la triple victoria demócrata en la Casa Blanca, el Senado y la Cámara de Representantes. Si esto ocurre, obviamente surgirá la cuestión de si los demócratas lograrán la mayoría suficiente en el Senado como para evitar prácticas de filibusterismo [maniobras dilatorias] por parte de los republicanos.

Pero en todo caso, tendrán la mayoría suficiente para aprobar sus prioridades políticas y, en consecuencia, traer consigo cambios sustanciales, tanto en EEUU como globalmente.

Tradicionalmente se tiende a ver a los republicamos como más business friendly, pero en el entorno actual todo gira en torno a cuánto dinero se va a ganar en el plan de estímulo fiscal. Este es el asunto que más presiona a los mercados.

Una barrida demócrata implicaría una espera más larga, pero también un plan mucho más grande. De lo que Biden y su equipo están hablando es de un plan de 2/2,5 billones de dólares, unido a otros 3 billones para gastar en infraestructuras, sanidad, clima y educación durante los próximos años.

Y, lo que es más, aunque puede que a partir de cierto punto empiecen a surgir preguntas sobre cómo pagar todo esto, las habituales preocupaciones sobre la deuda y el déficit han desaparecido en medio de la pandemia. En lo que los mercados se están centrando ahora es en la parte positiva del asunto.

Una barrida demócrata implicaría una espera más larga, pero también un plan mucho más grande

Al mismo tiempo, ha habido cierto temor por la intención de Biden de subir los impuestos a las empresas del 21% al 28%, un impuesto mínimo del 15% y grabar también los ingresos obtenidos en el extranjero.

Estas medidas combinadas podrían restar entre el 9% y el 10% a los beneficios de las empresas listadas en el S&P 500. Aunque hay ciertas expectativas de que estas subidas fiscales se podrían retrasar, nosotros lo consideramos improbable.

Los demócratas necesitan financiación y no van a esperar a encontrarse subiendo los impuestos en vísperas de las elecciones de mitad de mandato en 2022. Creemos, en cambio, que el impacto de estas alzas fiscales ya está puesto en precio en el mercado, aunque no al 100%.

Creemos, por otro lado, que se ha malinterpretado el multilateralismo de Biden otorgando un excesivo optimismo a la mejora de las relaciones con China cuando éstas en realidad continuarán siendo tensas.

Por eso puesto, habrá menos incertidumbre en relación a la posibilidad de tweets presidenciales o la imposición de tarifas y puede que se reviertan algunos de los aranceles que Biden ve perjudiciales para los agricultores americanos. Pero la Guerra Fría tecnológica' es algo en lo que ambos partidos están de acuerdo en EEUU. Lo que una Casa Blanca demócrata buscaría es una mayor participación de Europa en esta ofensiva, aunque la presión está ahí para quedarse.

La Guerra Fría tecnológica' es algo en lo que ambos partidos están de acuerdo en EEUU.

Dicho esto, no nos preocupa el sector tecnológico bajo el mandato de Biden. No vemos que el tamaño de las gigantes tecnológicas sea una prioridad para los demócratas, ni anticipamos que estas empresas vayan a terminar divididas en partes. Al contrario, pensamos que la tecnología, como la salud es uno de los sectores ganadores seculares de la crisis desatada.

Aunque los mercados se están preparando para esta situación, opinamos que aún no está completamente puesta en precio. Por un lado, las Bolsas celebrarían que hubiera un presidente más tradicional y menos impulsivo.

Pero al mismo tiempo, las expectativas de crecimiento en 2021 se verían reimpulsadas por una reapertura del comercio exterior que, una vez que coja velocidad, supondrá un apoyo a los valores cíclicos, a no ser que las curvas de rendimiento de agudicen bruscamente, lo que no es nuestro escenario base.

Si, a pesar de lo que indican las encuestas, Trump es reelegido y los republicanos conservan el control del Senado, entonces podrían volver las preocupaciones sobre el paquete de estímulo fiscal, pero, en compensación, la fase 4 de estímulo podría verse aprobada antes de que termine el año en los términos que se están discutiendo actualmente (1,5-1,8 billones de dólares).

El panorama no cambiaría sustancialmente en esta situación: la Fed permanecería acomodaticia, las empresas tendrían mejores perspectivas ante la expectativa de impuestos bajos, pero las preocupaciones sobre China resurgirían, con Trump pudiendo aprobar medidas que añadan volatilidad.

Si Biden gana, pero el Senado continúa en manos republicanas, pensamos que entonces la reacción de los mercados sería relativamente neutra, ya que los planteamientos más extremos de ambos partidos quedarían constreñidos: los republicanos bloquearían parte de los programas de gasto de Biden, pero eventualmente se aprobaría un plan de estímulo fiscal y de gasto en infraestructuras, ya que las dos formaciones están de acuerdo en eso.

Al final cualquier escenario podría materializarse. Pero mirando más allá del ruido lo que importa de verdad es que va a llegar un estímulo fiscal, independientemente de quién gane; los bancos centrales permanecerán ultracomodaticios, con expectativas compras adicionales por parte del BCE y el Banco de Inglaterra y seguramente de la Fed si suben las expectativas de inflación; hay muchísima liquidez esperando y las previsiones de beneficios son robustas para 2021.

Aunque la pandemia no está bajo control, están mejorando las expectativas de vacunas y tratamientos para el año que viene y pensamos que la recuperación económica continuará, aunque sea desigual.

*** Esty Dwek, responsable de Global Market Strategy de Natixis IM Solutions (Natixis IM)